Si hay alguien en la plantilla dirigida por Simeone que representa a la perfección la idiosincrasia colchonera, ese es sin lugar a dudas, Ángel Correa. Nacido hace 25 años en Rosario, Argentina, se crió en el barrio de 'Las Flores', uno de los más pobres de la ciudad. Ángel creció rodeado de sus nueve hermanos y una pelota pegada al pie, por expreso deseo de su padre. Vivían en un barrio marginal, pero la pelota le hacía olvidar las penurias. Hasta que a los 10 años, la realidad lo despertó con toda su crudeza. Su padre había sido asesinado y para el pequeño Ángel, la pelota dejó de ser una diversión para ser una responsabilidad, pues el dinero que percibía a tan corta edad por dar patadas a un balón se convirtió en el único recurso para el sustento de toda su familia.

Por si fuera poco, perder a su padre a tan temprana edad, dos años después tuvo que decir adiós a uno de sus hermanos. Sin embargo, la pelota le sirvió para abstraerse de los reveses del destino y de la pobreza y violencia que asolaba a a su barrio. Y con doce años, consiguió entrar en la cantera de San Lorenzo de Almagro. Se abría un resquicio por donde podrían salir Ángel y su familia del mundo de pobreza en el que vivían y lo aprovechó.

Un torbellino en el 'Ciclón'

Con 18 años, en la temporada 2012/2013, Juan Antonio Pizzi, ex jugador del FC Barcelona y del CD Tenerife y en ese momento, entrenador del San Lorenzo, hizo debutar a Correa en la Primera División Argentina ante Newell's Old Boys. Lejos de ser un debut aislado, poco a poco Correa fue afianzándose en la plantilla 'ciclonera' y en la temporada siguiente, ya era habitual en el once titular. Sus buenas actuaciones contribuyeron a que San Lorenzo terminase ganando el Torneo Apertura y a que desde Europa se le echase el ojo, entre otros el Real Madrid, aunque finalmente fue el Atlético de Madrid quien se llevó para la temporada 2014/2015 al "nuevo Agüero", comparativa surgida dadas las similitudes físicas y de juego que había entre ambos.

Europa

Con el salto al viejo continente, ya quedarían atrás las penurias y las estrecheces económicas, pero para Correa no había paso sencillo en su vida. Y en el reconocimiento médico con el equipo colchonero, se le detectó una afección cardíaca por la que debía ser operado, poniendo en entredicho su fichaje por el club madrileño. Pero el Atlético de Madrid, no abortó la operación; finalmente, Correa se operó satisfactoriamente, el Atlético de Madrid lo incorporó a sus entrenamientos tras la operación como si fuese parte de la plantilla y finalmente, se concretó el fichaje en diciembre de 2015, pasando a ser oficialmente jugador del Atlético de Madrid a todos los efectos. No obstante, no fue sino en la pretemporada 2015/2016 cuando Correa hizo su debut con el Atlético de Madrid, ante el Numancia. Debut a lo grande, ya que marcó uno de los dos goles de la victoria colchonera.

Tampoco tardó mucho en marcar su primer gol oficial con la camiseta rojiblanca, pues en su segundo partido liguero marcó el primer gol de los dos con los que el Atlético derrotaría al Eibar el 19 de septiembre de 2015. Menos tardó en su debut en la Champions, donde marcó en su primer partido en la máxima competición continental, el 30 de septiembre de 2015, aunque no pudo evitar la derrota ante el Benfica. Y aún menos con la selección argentina, con quien debutó en partido oficial en un amistoso ante Bolivia el 4 de septiembre de 2015, marcando a los 3 minutos del encuentro.

Revulsivo

A pesar de estos magníficos números, era habitual verlo salir al verde desde el banquillo. No en vano, de los 36 partidos que disputó ese año, 24 fueron desde el banquillo y 12 como titular, completando los 90 minutos en solo dos partidos. A pesar de todo, contribuyó con 8 goles a la consecución de la tercera plaza en la clasificación liguera y a la disputa de la final de la Champions, en la que no disputó ni un minuto.

Con el paso del tiempo, Correa fue ganándose la confianza de Simeone, prueba de ello es que en las siguientes temporadas fue aumentando su presencia en el campo, aunque sin lograr salir del papel de revulsivo, dada la feroz competencia que había en el equipo. No obstante, 47 partidos sumó esta temporada, 17 como titular y 30 como suplente, con 8 goles en su haber, siendo el más importante por lo emocional el último que anotó, el último gol del equipo colchonero en el Vicente Calderón el 21 de mayo de 2017 (el último gol oficial fue anotado por Paco Alcácer en la final de Copa del Rey, disputada el 27 de mayo de 2017).

Sin embargo, la temporada terminó con sabor amargo para Correa, ya que en junio de 2017 se supo que uno de sus hermanos había sido encontrado muerto en su casa. Otro revés para la vida de Ángel Correa. Pero aún le quedaba el balón...

En la temporada 2017/2018, Correa engordó sus estadísticas y aumentó su presencia en el once titular, disputando 56 partidos, 38 como titular y 18 desde el banquillo. Sin embargo, empezó a granjearse una fama peligrosa por la falta de puntería. Prueba de ello es que la temporada la acabó con apenas nueve goles. No le fue mucho mejor la temporada siguiente, con solo cinco goles en 49 partidos, de los que fue titular en 25 encuentros y saliendo de revulsivo en los 24 restantes.

Y llegó el verano de 2019

Correa quería más. Estaba a gusto en el Atlético de Madrid, se sentía agradecido y en deuda con el club por haber confiado en él en el duro momento de la operación de corazón. Pero sentía que podía dar más y no terminaba de explotar con la rojiblanca. Un histórico del fútbol, un grande de Europa buscando reverdecer viejos laureles, el AC Milán estaba interesado en él. El Atlético de Madrid necesitaba dinero para afrontar la compra de Rodrigo Moreno y exigió 50 millones por el rosarino. Con el fichaje de Rodrigo hecho (el madrileño llegó a despedirse de sus compañeros y viajar a Madrid para el reconocimiento médico), las negociaciones por Correa estuvieron casi hechas, pero la palabra 'casi' no vale en el mundo de los negocios, mucho menos en el fútbol. La negociación se rompió, Boban volvió a Milán con las manos vacías, Rodrigo volvió a rellenar su taquilla y Correa se quedó para seguir vistiendo la rojiblanca.

Y le salió bien, pues esta temporada 2019/2020, hasta la suspensión de las competiciones por el COVID-19, lo estaba jugando casi todo; participando en 33 partidos de los 38 disputados hasta la suspensión, 24 de ellos como titular, anotando 7 goles y erigiéndose como uno de los máximos asistentes. Con la lesión de Joao Félix, abandonó la banda que ha venido ocupando desde que llegó y ha explotado como segundo delantero, su posición natural.

Con la temporada paralizada, es una incógnita si se reanudará o se dará por terminada. Lo que sí está claro, es que aún queda Correa para rato. Y de rojiblanco.