Louis Van Gaal (1951, Amsterdam), como buen holandés forjó su rol de jugador en las categorías inferiores del Ajax. Tras colgar las botas, comenzó su andadura en el cuerpo técnico del AZ Alkmaar, para después coger las riendas del equipo. Esta primera experiencia le bastó para más tarde incorporarse a la disciplina del cuerpo técnico del que había sido su club en su etapa profesional, el Ajax.

Tras ocupar papeles secundarios, Vaan Gal se erigió al frente del banquillo holandés. Fue en la temporada 1991/1992 cuando formó una de las mejores plantillas que se recuerdan en la historia del Club. En su primer año comandando al primer equipo del Ajax se proclamó campeón de la Copa de la UEFA. La temporada siguiente la coronó con la Copa y la Supercopa holandesa. 

La llegada a Can Barça

Sus orígenes lo figuraban como una posible réplica de Johan Cruyff. El holandés se incorporaba a la disciplina culé para sustituir a Bobby Robson. No obstante, el comienzo en el banquillo azulgrana no fue conforme lo esperado, pues Vaan Gal compartía una visión diferente del fútbol, que tuvo que vender a los jugadores que por aquel entonces militaban en las filas del Barça.

A pesar de sus rifirrafes prematuros ya comentados, el éxito logró acompañarlo en su primera temporada (1997/1998). Vaan Gal consiguió junto al equipo tres títulos: la Liga, la Copa del Rey y la Supercopa de Europa. La historia volvía a contarse. El Barcelona pasados 39 años conseguía de nuevo hacer el doblete (Liga y Copa).

En su segundo año también obtuvo recompensa, fruto del trabajo de jugadores y cuerpo técnico. El campeonato de Liga volvía por segunda temporada consecutiva a Can Barça. Este hito solo lo habían conseguido previamente los técnicos Enrique Fernández y Helenio Herrera en sus respectivos ejercicios.

Su última temporada al mando del FC Barcelona dejó un regusto amargo, ya que Louis no llevó al conjunto azulgrana a campeonar en ninguna competición, a pesar de que el Barcelona quedase segundo en Liga y abrazara las semifinales de la Champions League y Copa del Rey. En ambas competiciones los catalanes cayeron eliminados. Con esto, el entrenador holandés anunciaba su marcha y por ende presentaba su renuncia al año que todavía figuraba en su contrato.

 

Una segunda oportunidad

No obstante, a Louis Vaan Gal todavía le quedaba otra bala en la recamara. El holandés volvía después de dos años a Can Barça para ocupar el mismo puesto que había dejado vacante. El Barcelona por aquel entonces atravesaba una sequía de tres años consecutivos sin ganar un título. Fue entonces cuando el presidente Joan Gaspart contactó con Louis para una posible vuelta.

Con el sí de Vaan Gal, comenzaba su segunda etapa como entrenador del equipo de la Ciudad Condal.  Bonano, Reiziger, Frank de Boer, Puyol, Mendieta, Cocu, Xavi, Gabri, Kluivert, Saviola, u Overmar eran algunos de los nombres propios que sonaban en la temporada 2002/2003 que suponía el regreso de Louis, jugadores que tenía a su plena disposición para remontar el equipo.

A pesar de todo, no fue así y el Barcelona terminaba otro ciclo con las manos vacías. Con un balance de seis partidos ganados, cinco empatados y ocho perdidos en Liga, la segunda etapa de Van Gaal en el banquillo azulgrana se daba por concluida. En ambas etapas como primer técnico del conjunto culé el holandés lideró 201 partidos oficiales.

Un hombre con carácter

La personalidad de Louis le hacía una persona peculiar. Se llegó a decir que el señor Van Gaal no hablaba, sino que gritaba, no sugería, sino que ordenaba y tampoco enseñaba, sino que adoctrinaba. Van Gaal destacó por su particular relación con la prensa, con la cual tuvo varios encontronazos en una relación tensa.

Las relaciones con los jugadores fueron también peculiares. Ni Rivaldo ni Riquelme recuerdan con excesivo cariño su etapa compartida con el holandés. Louis se empeñó en reinventar la posición del brasileño en la banda, ya que por aquella época le achacaban de no saber jugar a fútbol y solo meter goles. Con Riquelme, las cosas no fueron muy diferentes. El técnico le apartó de su posición natural y su relevancia sobre el terreno de juego pasaba a ser mínima. La estrella traída de Sudamérica acabaría ocupando el banquillo más pronto que tarde.