El 4 de noviembre de 2010, una fecha que quizás mucho no recuerden pero que fue muy importante en la historia reciente del Málaga. Era el inicio de la era Al-Thani en el conjunto malaguista y no había empezado de la mejor manera. El jeque confió en primer lugar en Jesualdo Ferreira, pero el veterano técnico portugués no encontraba la tecla y tras un mal arranque de temporada, Al Thani decidió despedir al técnico para así fichar a Manuel Pellegrini.

Por aquel momento, Pellegrini se encontraba sin equipo tras abandonar el Real Madrid pocos meses antes, precisamente su último encuentro como entrenador merengue fue en La Rosaleda ante el Málaga. El chileno comenzó con muy bien pie en la entidad blanquiazul, a su buen hacer se sumaron fichajes importantes como Julio Baptista, Martín Demichelis, Ignacio Camacho y Willy Caballero, que llegó tras la grave lesión de Sergio Asenjo. Tras llegar en una situación delicada, Pellegrini consiguió la permanencia esa misma temporada, asentando al Málaga en mitad de la clasificación.

Clasificación para Champions

En verano de 2011 cambiaría radicalmente la situación en el Málaga y pasaría a convertirse en uno de los grandes, caminando entre gigantes y mirando sin miedo. En ese momento, Al Thani sí quería hacer grande al Málaga y no dudó en invertir. Un verano de ilusiones y fichajes galácticos. Isco, Toulalan, Cazorla, Van Nistelrooy, Mathijsen, Buonanotte, Joaquín, Sergio Sánchez y Monreal llegaron al Málaga, dando un salto de nivel bastante grande a la plantilla.

Esa temporada, ver jugar al Málaga era un regalo. No solo por nombres, si no por juego. Una máquina perfectamente engrasada, donde el equipo jugaba como los ángeles, con un estilo de toque perfectamente definido y una plantilla que era más bien una familia. En la temporada 2011/12 el Málaga consiguió su mejor puesto en una temporada, acabando en cuarta posición y clasificándose por primera vez en su historia para la Champions League.

Hazaña histórica

Tras una inversión astronómica, Al Thani dejó de invertir. Comenzó a abandonar al Málaga y a despreocuparse de todo de la noche a la mañana, usando al club como un juguete roto. En pleno verano de 2012, algunas estrellas se marcharon como fueron el caso de Rondón o Cazorla, dejando dinero en las arcas del club pero sin fichajes de garantías. Pellegrini no se derrumbó y consiguió el pase a la fase de grupos de la Champions tras doblegar al Panathinaikos.

A pesar del abandono por parte de la propiedad, Pellegrini y los futbolistas seguían defendiendo los intereses del Málaga por encima de todo. En liga, el equipo mantenía un rumbo firme, mientras en Europa se exhibía ante Zenit, Milan y Anderlecht. No solo logró la clasificación para los octavos de final, si no que lo hizo como primero de grupo. En el mercado invernal, Al Thani volvió a hacer una de las suyas, vendiendo a Monreal al Arsenal, lo que se dio a conocer como el "Monreal Day" y en su lugar llegó un desconocido Vitorino Antunes, que desde muy prontó empezó a encadilar al público de La Rosaleda.

Una de las noches más recordadas de Pellegrini al mando del Málaga, fue la remontada ante el Oporto. El Málaga caía derrotado en Do Dragao por 1-0 y necesitaba remontar para seguir vivo en la máxima competición, dicho y eso. Los blanquiazules vencieron por 2-0 en La Rosaleda con goles de Isco y Roque Santa Cruz.

Un final muy cruel

El final de Pellegrini en el Málaga no fue el deseado, demasiado duro e injusto para un hombre que había llevado al Málaga a lo más alto. El fallecimiento de su padre, días antes del encuentro fatídico en Dortmund, donde el Málaga fue expulsado de la competición de la manera más dura e injusta. El arbitraje de Craig Thompson despertó al Málaga del sueño de llegar a la semifinales de Champions League. 

La desidia de Al Thani fue castigada por la UEFA. El máximo organismo europeo sancionó al Málaga sin poder disputar competiciones europeas debido a las deudas de la entidad malaguista. Antes de finalizar la temporada, el Pellegrini anunció su marcha del Málaga, convirtiéndose en una auténtica leyenda en el banquillo malaguista. Esa temporada, el Málaga acabó sexto pero nunca más volvió a disputar competiciones europeas.

Tras su marcha, no ha perdido el cariño y la admiración de la parroquia malaguista, tanto que le concedieron una glorieta a su nombre en la ciudad, como muestra de agradecimiento.