Tras una de las mejores campañas en la historia reciente de Osasuna, en la que acabaron en un meritorio noveno puesto, llegó el mercado de fichajes. Tras varios refuerzos, en las últimas semanas de agosto se oficializó el traspaso de Roland Lamah, extremo belga al que llevaban siguiendo durante años. Un millón de euros tuvo que desembolsar el conjunto rojillo para hacerse con sus servicios tras vivir un descenso con el Le Mans, equipo que apostó por él tras desvincularse del club que lo formó, el R.S.C. Anderlecht.

El extremo belga, que llegó a disputar 9 partidos con los “diablos rojos”, empezó a demostrar en El Sadar cuál era su mayor virtud, su velocidad para desbordar por banda izquierda. Su rapidez, desgraciadamente, no estaba en consonancia con lo que pretendía Mendilibar, un entrenador con ideas muy diferentes, por lo que poco a poco se fue haciendo habitual en el banquillo navarro.

Para buscar los minutos que se le negaban en Osasuna, en enero de 2013 decidió irse cedido al Swansea. Aunque parecía que en la Premier League podría llegar a su mejor nivel, ya que es un estilo de juego muy propicio para sus características, no tuvo ninguna oportunidad, ya que Laudrup no pudo hacerle un hueco en una de las plantillas más míticas en la historia de los swans.

Actualmente, tras finalizar contrato con Osasuna, convertirse en estrella en la liga húngara y llegar a la MLS, es agente libre tras no renovar su contrato con el FC Cincinnati, con el que anotó un gol y repartió 3 asistencias en 28 encuentros. Habrá que ver si decide continuar con su carrera o a sus 32 años decide colgar las botas, porque parece que no hay muchos equipos interesados en que se una a sus filas.