Cuando se pasa de ser un canterano a un profesional, de ser un fichaje prometedor a un jugador clave para el equipo, de estar en un club con objetivo de permanencia a uno que lucha por Europa, y sobre todo cuando se pasa de un club que paga diez millones a otro que suelta 28 por los servicios de ese futbolista, la presión y la responsabilidad que recae sobre ese jugador es grande, y no todos afrontan esa presión de la misma manera y fuerza.

Borja Iglesias Quintás es uno de esos futbolistas que en pocos meses pasó de ser una oportunidad del mercado para el Espanyol, a ser uno de los fichajes del verano 2019/2020 sobre todo para el Betis, que desembolsa la cantidad de 28 millones de euros para depositar en él la responsabilidad del gol que tanta falta hacía en Heliópolis.

Por el momento las cosas no le están saliendo como a todos nos gustaría, habiendo conseguido hasta la fecha solo tres dianas en 26 partidos disputados y otras tres asistencias, números muy lejanos a los de la temporada pasada, en la que alcanzó la cifra de 23 goles con el RCD Espanyol, que sirvió al conjunto catalán para lograr la plaza europea.

El delantero bético no se rinde y trabaja para revertir su racha y empezar a ver portería con más frecuencia: "Es cierto que de cara a portería no estoy siendo lo efectivo de otros años. Trabajo para generar más peligro, tener situaciones. Sé que, si tengo situaciones de gol, acabaré haciendo goles", aseguraba en una entrevista para Esquire.

Presión tras su fichaje: "Es tremendo. Yo sentí mucho orgullo. A mí me parecía una locura. Yo simplemente me dedico a jugar al fútbol. Que alguien decida que lo que haces está valorado en esas cantidades es un orgullo. Es cierto que conlleva una presión y hay que canalizarla, pero la verdad es que siento mucho orgullo. Siento una responsabilidad que quiero devolver. Estoy donde quiero estar", sentenció.

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