Prácticamente 100 días después del último encuentro disputado en el Camp Nou, aquel en el que los azulgranas consiguieron batir a la Real Sociedad, el templo culé volvía a abrir sus puertas este martes para recibir la 29ª jornada de Liga Santander, aunque siguiendo las medidas y recomendaciones sanitarias lo hacía a puerta cerrada. Un escenario inusual y que se ha establecido como la 'nueva normalidad' en el mundo de este deporte.

Y tras la buena imagen mostrada el pasado sábado en Mallorca y a sabiendas que el equipo visitante era el CD Leganés, en pelea directa por no descender a Segunda Divisón, el técnico del Barcelona apostó por cinco cambios respecto al once inicial en Son Moix: Lenglet, Junior, Rakitic, Arthur y Ansu Fati. Algunos entendibles, y es que el central francés se ausentó en la isla por cumplir con su partido de sanción, como esta vez debía hacerlo Jordi Alba cediéndole el lateral izquierdo al dominicano.

La apuesta de Quique Setién era clara y es que con una plantilla con tanta calidad, a priori no debía haber motivos para dudar que la victoria caería por su propio peso en la Ciudad Condal. Y el arranque no decepcionó: desmarques en profundidad de Ansu Fati, un buen control por el centro con Rakitic y Arthur más confiados y unos laterales que conseguían avanzar metros en ataque. Poco duró y es que al cuarto de hora de partido el Leganés mostró sus primeros amagos cerca de Ter Stegen: un gol 'cantado' que salvó Lenglet con la bota trasera y una esférica que se paseó por la línea de llegada.

Ansu Fati, la esperanza del equipo

La tónica de todo el encuentro siguió este vaivén entre ambos equipos, aunque los catalanes aprovecharon la falta de puntería o de experiencia del combinado de Javier Aguirre, que terminaría expulsado por el colegiado. Un sufrir constante que pudo solventar Ansu Fati en el minuto 42 aprovechando una ocasión cerca del perímetro de Cuéllar. El colegiado, Munuera Martínez, señaló el descanso y ambos equipos se marcharon a vestuarios con el 1-0 en el marcador.

Ansu paga los 'platos rotos' de Griezmann

Hasta el momento, Griezmann tan sólo había conseguido tocar en cinco ocasiones el balón, reflejo de la poca intervención que estaba teniendo en el juego el delantero francés. Balones desaprovechados, recuperaciones que duraban segundos y una falta de ambición patente que dejaba al aficionado más cerca de apagar la tele y marcharse a dormir en un martes lluvioso en la capital catalana.

Tras la vuelta al terreno de juego y las entradas de Semedo y Luis Suárez, quien parece estar ya a punto para volver a ser titular, el equipo azulgrana empezó a recobrar estelas de su juego más habitual. Griezmann fue el primero en hacerlo aprovechando un pase en profundidad del lateral portugués y perforando la portería rival, aunque el VAR anuló el gol por posición antireglamentaria del francés. Pese a la aparición del delantero, su fútbol no había estado a la altura de la apuesta del Club cuando se le fichó; aún así, Setién decidió que debía ser Ansu el suplente.

Tres puntos más y pensando en el Pizjuán

Los locales parecían estar encontrando el modo de entrar más en juego, de conectar con Leo Messi desde segunda línea y de empezar a asustar un Leganés centrado en despejar balones de su área. El premio llegó a los veinte minutos del segundo tiempo, cuando el colegiado señaló la pena máxima por una falta sobre el capitán del Barcelona, a lo que el VAR no intervino. El argentino transformó la ocasión desde los once metros y puso el 2-0 definitivo, con una celebración carismática que dejaba entrever la apuesta clara por llevarse los tres puntos en juego. Poco después el juego se detenía por una falta clara sobre Gerard Piqué, que sufrió hasta un corte profundo en la pierna, aunque en esta ocasión el videoarbitraje no penalizó al del Leganés.

Ya con Umtiti, Riqui Puig y Arturo Vidal sobre el terreno de juego, aportando aire fresco, el tono del partido se fue enfriando hasta el pitido final, que dio por bueno el 2-0 en la electrónica y confirmó que los tres puntos se quedaban en casa. Desde ese instante, el equipo se centra ya en el próximo encuentro, que les llevará a visitar el Ramón Sánchez Pizjuán este viernes para medirse a un todoterreno Sevilla FC.

Hay mucho que analizar en el vestuario culé de cara a los nueve encuentros que restan para terminar la Liga Santander y es que en menos de tres días la expedición azulgrana deberá hacer frente a uno de los desplazamientos más complicados del curso, aunque lo hará desde la cómoda posición del liderato asegurado.