El Real Valladolid había vuelto muy bien tras el parón. No tanto en cuanto a resultados, pero sí en cuanto a juego y a la manera en la que compite. Venía de hacer uno de los mejores partidos de la temporada ante el Levante, donde la suerte no acompañó. Contra el Alavés su partido fue malo en cuanto a juego, pero esta vez si que hubo la suerte que estaba faltando a lo largo de la temporada. El Pucela ganó y pudo sellar la permanencia. Una pena que sea sin su público. 

Vuelta al 4-4-2

Sergio planteó un 442, después de dos partidos con un 4231 que funcionó tan bien: Masip en portería, Moyano entró en el lateral derecho para dar más en la faceta defensiva al equipo. La pareja de centrales la formaron Joaquín y Javi Sánchez, ambos estuvieron a un gran nivel en cuanto a salida de balón y contundencia defensiva. El lateral izquierdo lo ocupó Raúl Carnero para frenar las rápidas contras del Alavés y las subidas de Martín, acompañado de Burke.

El doble pivote pucelano lo formaron Fede San Emeterio y Alcaraz. Uno orientado a labores defensivas y el otro a llevar el equipo hacia delante. Las bandas las ocuparon Hervías y Toni Villa. El primero a un gran nivel, siempre encara y es muy vertical. El segundo desaparecido, no consigue sacar su nivel ni irse de los rivalesComo delanteros,  volvería a la titularidad el canterano Miguel. Con el 29 a la espalda su función era la de "pegarse" con los corpulentos centrales del Alavés y bajar balones. Su trabajo fue muy bueno, colapsado por el poco trabajo de Guardiola, que últimamente se ha convertido en un delantero muy estático.

Las claves de la victoria del Valladolid

Era un partido muy importante. El objetivo era basar el juego en la defensa y a partir de ahí construir. Lo primero se completó con éxito, como casi siempre. Las labores de construcción fueron efectivas en cuanto a tener el balón, pero no en cuanto a crear peligro. El Valladolid estaba tranquilo con el balón, pero necesitaba ganar y no creaba ocasiones.

La clave del juego pucelano fue la garra de Joaquín y Alcaraz, y los cambios. Estos últimos dieron otra cara al equipo.  Waldo, Plano y sobre todo Enes Unal aportaron frescura. El turco tuvo una ocasión clara a centro de Waldo, que sacó bien Roberto. El conjunto de estas labores genera lo que pasó en el encuentro. Un Pucela muy ancho en ataque y muy junto en defensa. Con los cinco cambios de Sergio el equipo funcionó mejor. Kiko Olivas acabó de delantero, y provocó la falta derivada del gol. Carnero la puso, y Joaquín con su garra característica la mandó para dentro en el 88. Los defensas dieron tres puntos al Valladolid. La pizca de suerte que le hacía falta llegó.

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