El 10 de marzo el Valencia jugó su último partido antes de que la pandemia por coronavirus lo paralizara todo. Desde ese día se tuvo que esperar hasta el 12 de junio para que la pelota volviera a rodar. Los de Mestalla fueron uno de los equipos más afectados por la enfermedad ya que hasta el 35% de la plantilla y el cuerpo técnico dieron positivo. 

Antes del confinamiento el Valencia le había dicho adiós a la Copa del Rey, de la que todavía es vigente campeón hasta que se celebre el partido entre el Athletic y la Real Sociedad, y a la Champions después de caer ante el Atalanta en el primer encuentro a puerta cerrada que se hizo en España a consecuencia de la pandemia. Estaba séptimo en la clasificación, a tres puntos del sexto, que en aquel momento era el Atlético de Madrid, y a cuatro de los puestos Champions. De los 38 partidos que había disputado, 16 los había ganado, 12 los perdió y en 11 sacó un empate. 

El equipo estaba metido en plena lucha por el cuarto puesto pero no terminaba de ser constante y efectivo. La derrota ante el Atalanta había confirmado los problemas defensivos que tenían los de Celades y el haber caído ante el Granada en Copa del Rey no ayudaba a que el equipo cogiera el impulso necesario para consolidarse en puestos europeos. 

A la vuelta había una sensación de optimismo en cuanto a lograr los objetivos se refería, pero tras el empate en el último momento en el derbi contra el Levante y la derrota en el Alfredo Di Estéfano esa sensación se alejó.  Y los problemas no eran sólo dentro del campo. En lo extradeportivo el club pasó por momentos muy convulsos. Celades dejó de ser el entrenador y Voro tuvo que volver a hacerse cargo de un banquillo en el que pesos pesados como Parejo, Kondogbia, Guedes o Rodrigo habían sido señalados por los dirigentes del club para ser los próximos en seguir los pasos de Marcelino, Mateu Alemany, César Sánchez y Celades. 

En los once partidos que el Valencia disputó tras la vuelta lo único positivo que sacó el equipo fue mantenerse con opciones hasta la última jornada. Perdió cinco y ganó y empató tres, lo que no fue suficiente para que el año que viene juegue en Europa. En la última jornada se tenían que dar algunos resultados que no dependían del equipo, y la suerte estuvo de su lado y logró que se dieran. El problema fue que los de Voro no lograron ganar su partido

No hay mucha diferencia entre el equipo de antes del confinamiento con el de después, ambos han estado marcados por la inestabilidad tanto dentro como fuera del campo y por haber desaprovechado grandes oportunidades