El Valencia ha iniciado la limpieza del vestuario como un elefante entra en una cacharrería. Rescindiendo contratos a diestro y siniestro sin mirar nombres ni currículums. La entidad parece desconocer qué líneas no se deben sobrepasar.

El último en abandonar Mestalla por órdenes de la propiedad, ha sido Paco Camarasa. Delegado del Valencia Club de Fútbol desde 2017. El club llevaba tiempo buscando la forma de echar a Camarasa, y ya intentó despedirlo tras el tsunami post-Marcelino, pero la plantilla lo impidió y la propiedad reculó

En esta ocasión no ha habido medias tintas, el club ha ejecutado la decisión que tenía tomada desde hace muchos meses. Camarasa ha sido un hombre de club, con unos valores que el actual propietario del Valencia desconoce. Desde que entró en la cantera del club ché, ha sido fiel al equipo. Un One Club Man.

Peter Lim es una trituradora de personal del club desde que llegó al Valencia. Solamente en la presidencia, el Valencia ya ha tenido tres presidentes desde que Meriton Holdings aterrizó en 2014. Anil Murthy, el actual, es con diferencia el que más se ha atrevido a desafiar a la afición. Quizá porque desconoce la importancia de ésta, además de desconocer por completo la historia del Valencia Club de Fútbol.

Tras la marcha de Camarasa, la última huella de resistencia del Valencia anterior a Meriton Holdings es Voro. El adiós de la leyenda de Rafelbunyol que llegó a levantar tres títulos con el Valencia, defendiendo la camiseta un total de 13 temporadas, deja todavía más tocado al símbolo, al murciélago, un equipo que poco a poco va perdiendo identidad.