El Real Valladolid llegaría al parón con cuatro puntos de ventaja sobre el descenso, y acabaría la temporada siete por encima de la zona roja de la tabla. En VAVEL vamos a analizar desde diferentes perspectivas como fue el rendimiento del equipo en esos 11 encuentros finales:

Juego del equipo: formación, partidos, rendimiento

El rendimiento del equipo después del confinamiento fue bastante bueno y variado. Apenas hubo partidos malos, quitando el del Éibar. El Pucela contaba con bastantes bajas y los esquemas de Sergio no cambiaron mucho en los primeros partidos. El 4-4-2 típico del Valladolid, muy junto y ancho. Ante el Leganés jugaron los más habituales con Raúl García como extremo, se ganó. Con algunas variantes este sistema se mantuvo en todos los partidos contra rivales directos. El balance de estos tres encuentros fueron dos victorias, ante Leganés y Alavés, y un empate ante el Celta. 

Sin embargo, esa no fue la única formación utilizada. El míster blanquivioleta usó el 4-2-3-1 con bastante frecuencia. Un sistema que apenas había usado y que dio grandes resultados en cuanto a juego y rendimiento. De hecho, el mejor partido de la temporada fue con este sistema, ante el Levante en el José Zorrilla. Con un mediapunta llegaban más balones a los delanteros y también más ocasiones. El resultado de ese encuentro fue de 0-0, con un Unal muy fallón y los dos centrales junto con Nacho a un nivel excelso.

Este estilo de juego también fue utilizado por el Real Valladolid contra rivales como Sevilla, Valencia y Atlético de Madrid. Con ello el equipo presionaba más arriba y creaba más peligro. En cuanto a juego las impresiones fueron muy buenas, pero en cuanto a resultados solo se sacó un punto de nueve en esos encuentros. Se jugó muy bien, pero al Pucela se le resistieron los tres puntos.

Mejores jugadores en estos once partidos 

El trabajo del Valladolid en los últimos partidos, se ha basado en lo mismo que toda la temporada. La base está en lo colectivo, con pocos momentos individuales a destacar. A pesar de esto, ha habido jugadores que han estado a un nivel superior a sus compañeros. Estos han sido: Joaquín, Alcaraz, Nacho y Waldo. 

El mejor de esta miniliga ha sido sin duda Joaquín Fernández. El almeriense es un jugador muy polivalente, puede jugar tanto de central como de mediocentro. En los dos sitios lo hace bien y rinde a un gran nivel. Su contundencia, garra, y su aportación defensiva son los tres factores que le hacen estar ahí arriba. En el mediocampo es el encargado de dar equilibrio defensivo al Pucela, y lo hace de maravilla. Se parte la cara y hasta los dientes por el equipo. Además, ha anotado dos goles esta temporada, ante Mallorca y Aláves, el segundo clave para la permanencia. Con la lesión de Olivas tendrá que jugar como central, posición en la que casi no se le ha visto, pero que cuando ha jugado lo ha hecho bien.   

Un escalón por debajo, pero a gran nivel ha estado Waldo. El extremo no era el de principio de temporada. No encaraba, no se iba de nadie, apenas tenía minutos. Tras el parón esto cambió. Empezó a jugar más y con confianza es un jugador diferencial. Consiguió esa explosividad y regate por banda que generó muchas situaciones de peligro.  

Alcaraz y Nacho fueron los otros dos aspectos más positivos después del confinamiento. El mediocentro es clave en el mediocampo blanquivioleta. Aporta equilibrio defensivo y ofensivo. Con su conducción es capaz de llevar el equipo hacia delante y cortar balones en la medular. Sus goles ante Leganés y Villareal dieron cuatro puntos al equipo de Sergio. Ha ido de menos a más, pero ha acabado muy bien la temporada.  Nacho es un caso muy similar al de Rubén. Una temporada de altibajos del lateral. Empezó muy bien, se lesionó, tuvo un tramo malo y volvió a acercarse a su máximo nivel. Es el único de los laterales capaz de llegar a línea de fondo y poner un centro en condiciones. Su aportación ofensiva es clave para generar peligro. 

¿Por qué se ha logrado la permanencia?

La permanencia se ha logrado en parte por el trabajo que se había hecho hasta el parón. Sin embargo, sin las cifras obtenidas en las últimas jornadas, no habría sido posible salvarse de manera tan fácil. Se hubiera sufrido mucho más. La clave de la permanencia está en las victorias ante Leganés y Alavés, dos rivales que se jugaban lo mismo que el Pucela. La ventaja que se obtuvo con esos dos triunfos, dejó una distancia insalvable para los del descenso.

Con lo poco que tenía Sergio, lo ha exprimido al máximo. Una de las claves de la salvación pucelana es la exitosa defensa durante muchos partidos. El Real Valladolid es un equipo al que cuesta mucho crearle ocasiones si no se sale del plan previsto. Es verdad que con algo más de gol podrían haber aspirado a más, pero con una buena defensa como la que han tenido les sirve. El Pucela es eso: unión, defensa y equilibrio. 

Los números tras el parón 

El Real Valladolid, como todos los equipos ha disputado 11 partidos post confinamiento. Sus datos en esos encuentros han sido muy buenos y han permitido al equipo mantener la ventaja que llevaban y salvarse de forma holgada.  

En una hipotética clasificación después del parón, el Pucela estaría 11º con 13 puntos, divididos en tres victorias, cuatro empates y tres derrotas.  Los partidos que se ganaron fueron oro, por ser ante rivales directos como Leganés o Alavés. No menos importantes fueron los empates ante Celta, Sevilla, Getafe y Levante. Fueron decisivos, porque mientras el Pucela sacaba un punto, los de abajo no sumaban.   

El conjunto blanquivioleta ha encajado diez goles en esos últimos 11 encuentros. Estas cifras le convierten en el quinto equipo con menos goles en contra de la Liga tras el parón, solo por detrás de Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid y Sevilla. Si miramos los goles a favor, las cosas cambian. Tan solo nueve goles ha anotado el Valladolid después del coronavirus. A pesar de esto, estos números le han servido para conseguir la salvación de manera cómoda.