El Real Madrid continúa cumplimentando sesiones de trabajo basadas en el apartado físico, así como en el táctico, con numerosas ausencias fruto de los diferentes compromisos internacionales que competen a varios efectivos de la primera plantilla. Además, el escuadrón merengue cuenta con jugadores lesionados que ultiman su puesta a punto, como es el caso de Eder Militao, Marco Asensio e incluso Eden Hazard, quien parece estar acortando plazos y podría disfrutar de minutos en el primer partido de una nueva edición de la UEFA Champions League. 

En la misma línea y buscando paliar las carencias provocadas por la falta de futbolistas, integrantes del Juvenil B y del Juvenil A se incorporan a la dinámica del primer equipo, destacando jóvenes talentos como Miguel Gutiérrez, Fer, Sergio Santos, Antonio Blanco o Pipi. En lo que atañe al centrocampista ofensivo japonés, se trata de uno de los jugadores con mayor progresión de La Fábrica. En una primera instancia, su progresivo -y a la vez lento- desarrollo físico mermó y marcó sus primeros cursos con la elástica blanca, problemática que ya ha quedado atrás, relegada a un segundo plano. Con ficha en el Juvenil B de Javier Vázquez, el volante nipón emana como un efectivo diferencial a largo plazo, pudiendo aparecer, de forma puntual, en encuentros pertenecientes a los quehaceres del Juvenil A. 

En la actualidad, Pipi se encuentra inmerso en las sesiones de trabajo de la primera plantilla, buscando demostrar la calidad que atesora y que lo convierte en uno de los mirlos blancos con mayor futuro a medio-largo plazo. Habiendo completado con éxito un nuevo entrenamiento, el interior japonés continúa labrándose un futuro profesional que invita al optimismo más absoluto. Asimismo, desde su llegada a la capital española ha evolucionado física y tácticamente, pasando de ser un centrocampista con evidentes sesgos ofensivos, a ser un centrocampista organizador, que cuenta con atributos suficientes como para rendir con creces en cualquier demarcación de la medular. 

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