La mala suerte parece cebarse con Diego Costa, siempre que el de Lagarto cuaja un buen partido, su progresión se ve frenada en forma de lesión. Ayer el caso no fue distinto, el 19 se mostraba participativo, generoso y comprometido, hasta que en un sprint en la segunda parte sufrió un tirón, que le mantendrá al menos tres semanas fuera.

Con la de ayer son ya 14 lesiones en menos de tres años, unos datos escalofriantes que dejan patente los graves problemas musculares que sufre Costa. La cara es el espejo del alma, y se pudo ver ayer en la reacción de Diego en el banquillo, totalmente hundido, con las manos en la cara y una manta tapándole el rostro.

Desde su retorno, no ha podido mostrar un rendimiento adecuado a las expectativas puestas y el dinero que se invirtió sobre él, y bien lo sabe el propio futbolista, de ahí la desolación consciente de que cuando parece que puede resurgir como aquel gran nueve que maravilló en su primera etapa en el club y en el Chelsea, una lesión le frena.

Su calvario

Todo empezó en la campaña 17/18, en la que volvió a Madrid. En esta primera temporada no sufrió lesiones relativamente largas, pero se perdió cinco encuentros por problemas físicos esporádicos.

En el siguiente curso ya sufrió una lesión más seria que le tuvo apartado 20 días, más otros 10 por recaída. Ese mismo mes volvió a sufrir otra lesión, esta vez traumática en el pie izquierdo que le tuvo dos semanas en el dique seco.

Debido a ello, tuvo que operarse y fue baja durante dos meses y medio. La pasada temporada otra operación le tuvo fuera del verde durante más de dos meses.

Sin duda una preocupación grande que hace que Diego Costa entre en el "club" de los jugadores de cristal. Con la puerta de salida abierta, el ariete se quedó ante la falta de ofertas este mismo verano, quién sabe si estos problemas en forma de lesión es lo que hace que no haya equipos que quieran contar con él.