Creer en la solución al problema nunca fue cuestión de optimismo, sino de talento. Como diría Sugar Ray Robinson, se trata de creer en ti mismo a sabiendas de que nadie más lo hará.  Y esa es, precisamente, la pequeña gran diferencia entre aquellos que se abandonan a la suerte y los que se forjan con esfuerzo hasta convertirse en auténticos ganadores. Porque creer y crear siguen estando a tan sólo una letra de distancia.  

La resaca de Europa

El FC Barcelona de fútbol sala recibía el pasado miércoles un duro mazazo tras caer frente al Inter Movistar en el Palau Blaugrana (2-3). La derrota, más allá del hundimiento del conjunto de Andreu Plaza como colista de la tabla en la LNFS, atizaba la moral de un plantel que mereció más de lo que plasmaba el electrónico. Una derrota, tal vez demasiado injusta, para un equipo al que sólo le faltaba el acierto.

La factura de convertirse en el rey de Europa tras alcanzar el título contra ElPozo Murcia propinaba al cuadro azulgrana una dura resaca consumando solamente un empate de los cuatro encuentros disputados en la competición doméstica. Abrazar el cielo y descender rudamente al abismo de los infiernos sin lapsos intermedios. Sin embargo, el ‘show’ solamente acaba de comenzar a desfilar las primeras notas. Porque lo importante nunca es cómo se empieza, sino como se termina, y el FC Barcelona de Futsal tiene todavía en el horizonte un sinfín de balas en la recámara para dinamitar una situación compleja, pero no imposible.

Cambio de sentido

Encontrar de nuevo el rumbo en Liga está en sus botas. El equipo cerraba filas tras la derrota. El mensaje de unidad y optimismo de los jugadores azulgranas resonaba en cada tímpano de la hinchada. Llenos de ambición y una calidad incuestionable, el elenco de Andreu Plaza combina a la perfección veteranía, experiencia y esa apetencia de los jóvenes que llama a la puerta para restituir la situación en la cancha. Los argumentos invitan a creer, y como decía el capitán Sergio Lozano tras la derrota ante el Inter Movistar: “Confío en este equipo a muerte. A todos esos que os alegráis y estáis disfrutando del momento, hacemos balance a final de temporada”. Y es que dónde no lleguen las piernas, llegará el espíritu del Palau.

Espantar los fantasmas de la necesidad y derribar la ansiedad generada en el ambiente comienza por sumar los primeros tres puntos de la competición. Los azulgranas visitarán este domingo la complicada pista del Viña Albali Valdepeñas, subcampeón de Copa y de Liga, con el viento exhalando en su contra y afrontando las ausencias de Joselito, Dyego, Miquel Feixas y la duda de Aicardo. Sin embargo, pese a vislumbrar un escenario complejo, sólo el camino de la adversidad tiene el don de despertar talentos que en la comodidad permanecerían dormidos.

Se han ganado a pulso el crédito suficiente para creer en ellos. La apisonadora azulgrana, la misma que teñía de ilusión a la afición ‘culé’ hace dos semanas con la consecución de la tercera corona europea, engrasa de nuevo la maquinaria para encontrar el eje que les lleve de nuevo a la senda de la victoria. Porque son los flamantes campeones de Europa. Porque nadie duda del compromiso y la entrega de unos jugadores que sienten el escudo que viste su pecho. Porque revestir el mal arranque doméstico es cosa suya, y lo harán. Porque el orgullo ganado a fuego en la pista no se desvanece por cualquier derrota. Porque lucharán, renovarán energías y, sin lugar a dudas, volverán a resurgir.