El Elche CF salía a reafirmar su aterrizaje en Primera División. El Valencia CF, a reconocerse como equipo. Era un derbi con atmósferas distintas. La calma y el desastre; la tranquilidad frente al incendio; el cielo y los infiernos. 

Los primeros compases del encuentro dejaron una completa anarquía en el centro del campo. Ninguno de los dos equipos conseguía dominar, llevar la voz cantante ni finalizar. Los minutos pasaban entre múltiples intentos para que sucediesen cosas, pero las acciones morían en zona de tres cuartos.

Y ahí estaba Josan para abrir la lata, a penas 19 minutos después. Bicicleta ante Gayà, recorte hacia el borde del área y zurdazo impepinable. Así firmaba su sobresaliente maniobra, que culminó con una especial dedicatoria -abrazo incluido- a Nino. Un gol de autor que empequeñeció la moral de los 'che' (es el quinto tanto encajado antes del minuto 20 en siete jornadas) y que confirmó lo que era un grito a voces: los franjiverdes le han cogido el gusto a la competición.

Los visitantes se desdibujaban sobre el césped y el combinado ilicitano campaba a sus anchas; cómodo y confiado. Seguro de sí mismo. Tal es el caso que, aprovechando una pérdida tras presión, Fidel Chaves hundía el esférico en las redes de Jaume Domènech para el 2-0 (min. 37). Completamente solo, a placer, realizó un zapatazo limpio, potente y energético. Con todas esas ganas que le faltaban a su víctima. Una definición que, sin duda, hacía justicia con lo sucedido sobre el terreno de juego. 

Los jugadores del Elche CF celebran el gol de Josan | Foto: LaLiga
Los jugadores del Elche CF celebran el gol de Josan | Foto: LaLiga

El rival, visiblemente superado, únicamente pudo ejecutar un disparo a puerta en los primeros 45 minutos (un lanzamiento de falta de Carlos Soler que se marchó alto, a falta de cinco minutos para el descanso). La desesperación se personificó en la figura de un furioso Gabriel Paulista que se jugó la cartulina roja tras una entrada de Pere Milla. Fue benévolo César Soto. 

La segunda mitad traería cambios tácticos para los unos -Elche- y de mentalidad para los otros -Valencia-. Los de Javi Gracia, con el orgullo herido, reaccionaron y compitieron. Mucho más eléctricos, precisos y dinámicos. Mucho más reconocibles. Acorralaban a su presa y encadenaban saques de esquina. 

Los de Jorge Almirón dieron, de forma orgánica, un paso atrás ante la amenaza mestallista. Badía tuvo que enfundarse el mono de trabajo y salvar los muebles. Primero fue su bota salvadora la que rechazó un remate a bocajarro de Gayà, luego fueron sus manoplas ante un chut centrado de Soler, después se estiró hacia el costado ante un misil de Paulista y por último se amparó en la lateral de la red ante una ofensiva de Correia. 

Tuvo que aparecer la magia de un recién incorporado para dar pie a la esperanza 'che'. Con ojos de arquitecto y cerebro privilegiado, Kang In filtró un balón entre líneas para Toni Lato. El canterano, lejos de amedrentarse, resolvió a las mil maravillas, sorteó al arquero y disparó dentro. Corría el minuto 73 y subía el 2-1 al marcador. 

Toni Lato, autor del único gol valencianista, en el Martínez Valero | Fuente: Valencia CF
Toni Lato, autor del único gol valencianista, en el Martínez Valero | Fuente: Valencia CF

Dos minutos más tarde, nuevo aviso valencianista: Gonzalo Verdú saca sobre la línea un envío 'lentito' de Manu Vallejo. El plot twist (giro en la trama, en inglés) era ya una realidad. Y el Elche no encontraba más alternativa que frenar dicha asfixia con faltas que le costaron varias tarjetas amarillas y se escaparon por encima de la portería. 

Gracia introdujo piernas frescas para el arreón final, pero el esfuerzo titánico del club de Mestalla se ahogaba entre córners, cambios y argucias ilicitanas para arañarle segundos al reloj. Los anfitriones se agarraron al resultado como a un clavo ardiendo, lo defendieron con oficio y dejaron tres puntos de oro en casa.

Es todavía demasiado pronto para vaticinar objetivos que puedan resultar caducos allá por el mes de febrero. Ya saben, el fútbol y sus dinámicas. Pero este Elche, forjado con sudor y técnica, apunta alto y asoma la cabeza por Europa -quinta plaza en la tabla con 10 puntos de 15 posibles-. Como si no fuera un recién llegado. Mientras tanto, el cuadro mestallero se hunde en la decimotercera posición con 7 puntos y suma su tercera derrota seguida tras haber regalado la primera parte, una vez más. La derrota es el precio a pagar.