Monopolizando la rueda de prensa, el voto de censura se colaba como uno de los principales focos a debatir. Josep Maria Bartomeu, inmerso en riguroso silencio desde que se los promotores de la moción superaran el límite de firmas necesarias para continuar con la acción contra el presidente y la Junta, rompía por fin el ocultismo sembrado ante dicha cuestión.

“Desde el primer momento hemos querido hacer un voto descentralizado para tener más participación y porque hay dificultad de movilización. Durante las reuniones siempre hemos dicho que necesitamos quince días porque la logística es muy compleja. La sorpresa es cuando el jueves nos confirman que el voto se tiene que hacer el 1 y 2 de noviembre. Son quince días y no había esos días. Pedimos que se fijen otras fechas. Como no tenemos esos quince días, tenemos que hacerlo en el Camp Nou, centralizado”, empezaba explicando Bartomeu. “Esperaremos la respuesta formal de la Generalitat, momento en el que nos volveremos a reunir. Son tiempos excepcionales. Cuando tengamos la respuesta de la Generalitat tomaremos las decisiones oportunas”, afirmaba sin descartar una posible marcha.

“Todo lo que hemos decidido es de forma unánime. Todos los directivos pensamos igual y lo primero es el Barça. Esperamos una respuesta de la Generalitat para saber si debemos realizar la moción el próximo fin de semana”, continuaba Bartomeu, alegando que “tenemos todo el respeto para los socios que han firmado. No es la primera vez que pasa en la historia de nuestro club. En relación a la validación, nadie intentó paralizar nada”, declaraba.

Sobre que de prosperar la moción de censura podría convertirse en el primer presidente expulsado de la historia, Bartomeu era claro: "No gestionamos el club con miedo, queremos que esto mejore día a día. Miedo ninguno. Es muy importante que el socio se exprese. Antes de hacerse un voto de censura hay que explicar la gestión del club. En esta década hemos ganado 22 títulos. Si fuera por temor futbolístico, es una cifra espectacular. Hay muchas cosas por explicar", alegaba.

Leo Messi ante el Elche en el Camp Nou. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

El caso Messi

La continuidad del astro argentino y el culebrón desatado este mismo verano tampoco pasaba inadvertido para Bartomeu. “Durante aquellas semanas tuve que defender que lo mejor para el Barça era la continuidad del mejor jugador del mundo y de la historia del fútbol. Leo Messi tenía contrato en vigor, ya que había caducado la opción de la rescisión unilateral. Y lo más importante: la prioridad deportiva era poner en marcha un nuevo ciclo con Messi en el equipo”, confesaba el máximo dirigente del Barça, añadiendo que “es bueno cabrearse porque eso significa que hay ganas y ambición. El cabreo por los resultados fue generalizado. Había una fecha límite en el contrato y esa fecha pasó. Lo que todos queremos es que Messi se retire en el Camp Nou", respondía Bartomeu.

Cuestionado ante la posibilidad de dimitir durante la larga travesía de unos meses inciertos, el presidente se mostraba tajante: "En ninguna ocasión me he planteado dimitir. Con el equipo que hay y con el entrenador se está construyendo un buen proyecto. Tenemos un partido importante de Champions. Las ganas y la ilusión están ahí. Creo que más de un título vamos a ganar", sentenciaba.