Thomas Lemar cumple este jueves 25 años, y lo hace en un momento crítico en su vida futbolística. Tras dos temporadas en el Atlético no ha dado el rendimiento que se esperaba de él, y apenas está contando para Simeone. Sin embargo, el jugador quiere darle la vuelta a la situación, y el Cholo le insiste en que tendrá oportunidades.

La historia de Lemar era de las que prometían. Llegó a Madrid en 2018, con solo 22 años, y tras haberse proclamado campeón del mundo. Venía de rendir a un muy alto nivel en el Mónaco, y quería demostrar lo mismo aquí en España. Su actitud ya era una declaración de intenciones: recortó incluso sus vacaciones para ponerse cuanto antes a las órdenes de Simeone. El francés generaba ilusión.

Empezó gustando. Fue de los destacados en la Supercopa de Europa ante el Madrid y deslumbró ante el Getafe en liga. Sin embargo, fue perdiendo protagonismo progresivamente.

  • No ha cumplido con las expectativas

Su rendimiento ha ido decayendo en estos dos años, hasta el punto de jugar tan solo 112 minutos en el tramo final de la temporada pasada, en el que desapareció del mapa incluso en partidos decisivos como el del Leipzig en Champions.

La falta de protagonismo puso en la rampa de salida al futbolista este verano, pero su devaluación hizo que ningún equipo quisiese sufragar su alta ficha y el precio que fijaba el Atlético de Madrid, quién no estaba dispuesto a regalarlo.

Así, la temporada no ha empezado mejor para el francés. No dispone de minutos, otros jugadores están por delante. Y no es de extrañar viendo que hasta su pase a Joâo Félix en el 3-2 frente al Salzburgo sumaba 552 días sin participar en un tanto de su equipo, ya sea en forma de gol o de asistencia. La confianza se gana, y el de Guadalupe lo sabe.

  • Objetivo: reivindicarse

Dicho esto, la intención del Cholo es la de recuperarle. Considera que la temporada es muy larga y que el joven acabará teniendo minutos, y así se lo ha comunicado al futbolista.

Además, la nueva manera de jugar de los rojiblancos, más ofensiva y protagonista, beneficia a un Lemar que confía en poder reivindicarse, y esperará su momento.