El Barcelona sucumbió por primera vez en el Wanda Metropolitano 1-0 después de cuajar un partido insípido en ataque, soso en el centro del campo y blando en defensa. Por contra, el Atlético fue mucho más contundente y aprovechó el error de Ter Stegen para llevarse la victoria.

El inexistente juego entre líneas

El equipo de Ronald Koeman estuvo francamente mal por dentro. No solo no creó ventajas a través de los pases verticales, sino que directamente ni los intentó. Con una estructura de doble pivote que no termina de asentarse en el juego del Barça, ni De Jong ni Pjanic lograron girar a las líneas defensivas colchoneras. Los futbolistas vestidos de azulgrana solo contemplaban el pase horizontal o atrás, sin ningún jugador que pidiera el balón al espacio. En especial, Pedri taponó constantemente el sector entre el centro y la banda izquierda, cosa que agravó el problema de fluidez ‘culé’.

En un encuentro en el que el Barça pasó más tiempo en campo rival que en campo propio, la figura de un Busquets ejerciendo de metrónomo se echó de menos. El catalán, pese a recibir numerosas críticas, desempeña un papel capital en la adhesión del Barcelona a la pelota y a su adecuado movimiento en campo contrario. Cuando más falta hacía un pasador astuto y avispado como Busquets, la ausencia del encargado de la fluidez del Barça representó una limitación competitiva mortífera para el Barça.

Las soluciones por fuera

Koeman ya sabía de las dificultades que se encontraría su equipo en zonas interiores. Sin embargo, su propuesta fue notablemente insuficiente. Dembélé, que ya venía actuando pegado a la línea de la banda derecha en anteriores partidos, volvió a asumir ese rol. Nada más lejos de la realidad, en los primeros compases del encuentro Ousmane encontró una grieta en el inmaculado sistema defensivo de Simeone. Consciente de ello, el conjunto ‘culé’ trató de romper la grieta pero se topó con la falta de ideas colectivas, la nula efectividad de cara a portería y la rocosa defensa del área rojiblanca.

Por el otro lado, el homónimo de Dembélé en banda izquierda, Jordi Alba, intentó las jugadas de siempre buscando paredes con Messi entre la frondosidad de piernas de la defensa colchonera, también sin resultado alguno.