Tres años después, el Sevilla FC puede volver a la fase final de la UEFA Champions League. Tras acceder vía Europa League la temporada pasada, cuatro partidos le pueden bastar en un grupo con Chelsea, Rennes y Krasnodar para certificar su pase a octavos.

Ahora mismo, Sevilla y Chelsea encabezan la clasificación empatados a siete puntos, estando por delante los londinenses por mejor diferencia de goles. En la cuarta jornada del grupo, correspondiente al martes 24 de noviembre, los andaluces visitarán Krasnodar mientras que el Rennes recibirá al equipo de Frank Lampard.

En el supuesto de que tanto Sevilla como Chelsea lograran los tres puntos, ambos quedarían matemáticamente clasificados, al quedar Rennes y Krasnodar a nueve puntos de ellos, con solo seis por disputarse.

Por otra parte existe la posibilidad de que los de Lopetegui venzan en Rusia y el Rennes logre sacar un punto ante los blues, o viceversa, que el Krasnodar empate contra el Sevilla y los franceses caigan frente al Chelsea. En estos dos casos, también se clasificarían los dos de manera matemática.

Se explica de la siguiente forma: si el Chelsea gana al Rennes y el Sevilla empata en Krasnodar la clasificación quedaría (Chelsea 10 puntos, Sevilla 8 puntos, Krasnodar 2 puntos y Rennes 1 punto). A pesar de empatar, el Sevilla quedaría seis puntos por encima del tercero, a falta de seis por jugarse.

Dado que el primer criterio de desempate son los enfrentamientos directos entre ambos equipos, y tanto Chelsea como Sevilla ganaron los dos encuentros ante Krasnodar y Rennes, a ambos les vale con empatar si el otro equipo gana su partido.

En caso de perder en tierras rusas, los hispalenses aún tendrían que remar en las dos últimas jornadas para lograr la clasificación. Le quedarían dos partidos, ante el Chelsa en el Ramón Sánchez Pizjuán, y ante el Rennes en Roazhon Park.

Como conclusión final, podemos afirmar que una victoria dejaría al Sevilla muy cerca de los octavos, aunque habría que esperar a la quinta jornada para lograr el pase matemático. Con un empate la situación no sería preocupante, ya que aún tendría cuatro puntos de ventaja en el peor de los casos. Una derrota tampoco sería el fin del mundo, aunque si que dejaría algo tocado al equipo, que jugaría con más presión los dos encuentros restantes.