El filial del Barcelona ha empezado la temporada 20-21 ciertamente desacertado. Con tan solo un triunfo en los primeros cuatro partidos ligueros y 4 puntos de 12 posibles, se coloca en la cola de la clasificación de 2ª B.

Los de García Pimienta empezaron el encuentro dominándolo y desbordando la defensa del Olot, pero poco a poco dejaron de crear peligro y el conjunto local aprovechó las pocas ocasiones que tuvo para remontar.

Desborde y agilidad

A diferencia del último partido contra el Hospitalet, el conjunto ‘culé’ se plantó sobre el césped con dos extremos a pierna cambiada. Gerard Fernández ‘Peque’ en izquierda e Iliàs Akhomach en derecha fueron los puntos claves sobre los que giró la verticalidad del juego ofensivo del Barça. O bien entrando hacia dentro y permitiendo la progresión de los laterales o bien desbordando cerca de la línea de cal, ‘Peque’ e Iliàs generaron numerosas ventajas para el equipo, de las cuales una de ellas terminó en penalti a favor y gol del delantero centro Rey Manaj.

Incapacidad de reacción

Adelantarse en el marcador no les sirvió para jugar más relajados sino para relajarse, que es muy distinto. A partir del 0-1 los futbolistas dirigidos por García Pimienta fueron desvaneciéndose lenta y dolorosamente. Después del empate, el conjunto barcelonés dejó síntomas de una apatía más propia de algunos partidos del primer equipo que no de un encuentro en el que participan mayoritariamente futbolistas sub-21 y juveniles.

De hecho, tal fue la desconexión azulgrana que ni Jandro, el futbolista con mejor rendimiento de este inicio de la temporada, pudo paliar la brecha futbolística en el centro del campo. Él, jugando de pivote, trató de sujetar al equipo para que no se partiera, pero su liderazgo fue en vano y el filial siguió hundiéndose.