Gameiro no pasa por su mejor momento de forma. El ariete francés, en su tercera campaña vistiendo la camiseta del Valencia, se encuentra en una situación complicada en el apartado deportivo. Acostumbrado a ser un hombre importante en cada uno de los equipos en los que ha militado, su participación este curso está siendo limitada y poco eficiente.

En la retina de la afición valencianista quedará sus últimas actuaciones frente a Alavés y Eibar, donde el delantero tuvo en sus botas ocasiones clamorosas de gol que habrían supuesto la victoria en ambos choques de haber sido transformadas. Sin embargo, el galo tuvo la pólvora mojada y no fue capaz de transformarlas, finalizando dichos encuentros en empates que no han permitido al equipo ascender posiciones en la tabla.

Los inicios siempre han sido complicados

En el club de Mestalla, a Kevin Gameiro siempre le ha costado arrancar. En su primera temporada, en las primeras doce jornadas tan solo fue capaz de sumar un tanto y una asistencia a su cuenta particular, partiendo de una pretemporada complicada tras su forzosa salida del Atlético de Madrid. La pasada campaña incrementó sus números con un gol más, pero participando en menos choques respecto al curso anterior.

Sin embargo, esta temporada es diferente. Tras un verano convulso donde su venta ha sido un rumor constante que ha girado entorno a su figura, no ha disfrutado de la continuidad deseada bajo el mando de Javi Gracia. Acusando el mal final de la pasada temporada, el jugador francés únicamente ha repartido una asistencia, en Mendizorroza, y ha estado sobre el césped el 34 por ciento de los minutos posibles, demostrando que no es una pieza importante para el técnico navarro.

De él dependerá su futuro en el club, finalizando este año contrato. Para la plantilla, sería clave recuperar a un jugador el cual ha demostrado que en buen estado de forma es diferencial, y más en una plantilla donde el mercado de traspasos ha supuesto un déficit de calidad respecto a campañas anteriores.