Maravilloso espectáculo el vivido en la noche del domingo en Ipurúa, con Eibar y Real Madrid como protagonistas, en el que la calidad de los visitantes fue el factor diferencial del encuentro.  Zidane repetía el once de los últimos choques, con la entrada de Rodrygo por Vinicius, que se quedaba en Madrid con problemas estomacales. Amigo de las rotaciones en otras épocas, el francés no quiere tocar mucho un once y un sistema que está funcionando a la perfección.

En los armeros, Mendilibar dispuso de su clásico 4-4-2, con un mediocentro físico como Diop, ayudado por Expósito, en las bandas Inui, que no estuvo acertado, y Bryan Gil que está a un nivel espectacular y que le dio mucho trabajo a Carvajal, con Kike García y el japonés Muto en punta.

Un imparable Madrid al inicio pero el Eibar resistió

Los choques con el Eibar como contendiente tienen un denominador común, la intensidad. Es mandamiento en el equipo vasco, la presión alta y asfixiante al rival. Como recordaba Zidane al término del encuentro, es el equipo que roba más balones en campo contrario. Efectivo contra equipos que quieran jugar sacando el balón desde atrás y que no tengan dominio de la salida de presión, tuvo de frente un torbellino en los primeros veinte minutos, cuando los madrileños hicieron uno de los mejores tramos que se le recuerdan en los últimos dos años.

Con el balón moviéndose a una velocidad supersónica, prácticamente al primer toque, los locales llegaban tarde siempre, yendo un paso por detrás del juego, lo que desembocó en superioridades en campo rival, un suicidio contra equipos del nivel de los blancos. El marcador en el primer cuarto de hora reflejaba un justo 0-2, con goles de Modric y Benzema, estrellas de nuevo anoche y que parecen vivir una enésima juventud. Pero no fueron los únicos destacados. El pase de Rodrygo a la espalda de la zaga fue un caramelo para Karim, Kroos sigue a un nivel excelso, Lucas aportó mucha movilidad y profundidad por la derecha, más el acompañamiento de los laterales en ataque.

Rodryo asiste a Benzema. Fuente: Real Madrid
Rodryo asiste a Benzema. Fuente: Real Madrid

Relajados por conseguir el segundo tanto, el Madrid bajó una marcha, algo que aprovecharon los armeros para dar problemas con su presión. En una pérdida en salida del balón, Kike García no se lo pensó y colocó desde 30 metros el esférico en toda la escuadra, imparable para Courtois que estaba prácticamente inédito. Hasta la pausa entre mitades, el guion del partido no cambió, con los visitantes pudiendo sentenciar, especialmente en un gol anulado a Benzema por un fuera de juego de centímetros, pero también con opciones de llegar igualados por un remate de Muto que se marchó al lateral de la red.

Un final idéntico al partido contra el Athletic

A la vuelta de vestuarios, seguimos viendo a un Eibar que seguía poniendo en problemas con su orden táctico y su presión. El ritmo bajó, pero continuó siendo una maravilla para el espectador, que desgraciadamente en España ha perdido en los últimos tiempos y presencia tedios jornada a jornada. Los de Zidane cada vez más agotados, vivían de las individualidades que provocaban jugadas claras como el pase de Kroos entre dos defensas que dejó solo a Goes delante de Dmitrovic, que se hizo gigante para evitar la sentencia.

Con el final oteando en el horizonte, el juego directo  armero hacía cada vez más estragos en la defensa blanca, que achicaban agua como podía, especialmente personificado en Sergio Ramos. Con un par de fallos en salida de balón que pudieron comprometer la victoria, estuvo providencial para sacar un remate franco a Muto. También hubo lugar para la polémica con una mano involuntaria del capitán, reclamada por los locales.

Bryan Gil, incordio constante para la defensa blanca.Fuente: SD Eibar
Bryan Gil, incordio constante para la defensa blanca.Fuente: SD Eibar

Los últimos minutos del partido parecieron clonados del choque frente al Athletic de Bilbao. Asensio, que salió al terreno del césped junto a Valverde para dar un nuevo aire al equipo, tuvo el tercero de falta. En el descuento, Bigas, al que Mendilibar había mandado de 9 para cazar balones aéreos, recibió un pase que le dejaba frente a Courtois y disparó, pero esta vez fue Ramos y no el belga, quién salvó a los blancos con un corte tirándose a la rastra para evitar el empate.

De nuevo a la contra, con el Eibar volcado, una nueva superioridad la resolvió Benzema, asistiendo al espacio a la llegada de Lucas, que cruzó ante la salida de Dmitrovic para establecer el 1-3 definitivo. El Madrid salía victorioso y vivo de la trampa de Mendilibar, al que hay que aplaudir junto a sus chicos por el estupendo nivel mostrado a nivel táctico.