El FC Barcelona consiguió una meritoria victoria en el campo del Real Valladolid por 0-3 en una noche sumamente importante para tratar de encadenar de una vez por todas un racha positiva en el campeonato doméstico. El conjunto azulgrana dominó el encuentro de inicio a fin gracias a una notable noche de todo el equipo que, a diferencia de otros partidos, jugó coralmente y superó a los de Pucela.

Primera mitad

El conjunto de Koeman saltó al césped con un cambio de dibujo palpable. El técnico neerlandés dejó de un lado el 4-2-3-1 y el efímero 4-3-3 del partido contra el Levante y colocó tres centrales (Lenglet, Araujo y Mingueza) acompañados de dos carrileros (Alba y Dest). Lenglet, en una jugada a balón parado, consiguió el 0-1 que hizo que el Barça pudiera jugar con más calma. En el centro del campo Pjanic ejerció el rol de Busquets junto a un Frenkie De Jong mucho más liberado para subir y bajar según convenía.

Junto a este bloque compacto, Pedri, Messi y Braithwaite se repartieron las zonas ofensivas interiores. El canario fue quien entendió mejor a Leo, ya que constantemente le ofrecía paredes, le buscaba en el pase o se movía para encontrarlo. Fruto de estos dos jugones llegó el 0-2 después de un pase filtrado inverosímil de Messi y la asistencia de Dest para Braithwaite.

Segunda mitad

Con la ventaja en el marcador, el Barça jugó más relajado y encontró en Pedri y Messi apoyo constante para colocarse en campo contrario y jugar lejos de Ter Stegen. De hecho, una extraordinaria jugada entre ellos que acabó en taconazo de Pedri para el argentino provocó el 0-3 final.

Los últimos minutos sirvieron para dar entrada a jugadores como Junior o Umtiti, aunque no estuvieron muy finos precisamente.