Año nuevo, propósitos nuevos. Como si de cualquiera de nosotros se tratase, el Celta de Vigo se ha puesto como objetivo en este mes comenzar a bajar de peso. Y esto, en materia económica, supone rebajar su masa salarial.

La situación económica del conjunto olívico es buena, a niveles generales, si bien en conceptos de plantilla está al límite. No tiene margen para realizar ningún fichaje, lo que le obliga a deshacerse de alguno de sus efectivos.

Una situación provocada a través de los años

Aunque el principal escollo al que se enfrenta la dirección económica del Celta es la situación pandémica que obligó a frenar el crecimiento de todos los equipos, en casos como el vigués se ve agravado por una estrategia de renovaciones un tanto desacertada.

Este es el caso, por poner un ejemplo, de David Costas. El central natural de Chapela no solo no entra en los planes del Chacho Coudet ni anteriormente de Óscar García, sino que no ha sido parte desde su última renovación. La gran pregunta es, ¿por qué se decidió renovar a un jugador que lleva sin haber cumplido los objetivos y ni los méritos deportivos? Pues la principal razón fue que el club confiaba en el ascenso del Almería el pasado curso, movimiento que provocaría su compra obligatoria y el consecuente beneficio. Sin embargo, el sino fue otro y el bueno de David regresó a casa por enésima vez, con un nuevo contrato y sin entrar en los planes de nadie.

Otro caso interesante es el de Jorge Sáenz. El jugador canario no ha sido del beneplácito de ningún técnico desde que llegó ni ha conseguido ganarse la oportunidad. Si se ha mantenido otro año más es porque le queda un año de cesión que el Celta ya se había cobrado en la operación Maxi Gómez. Ahora es cuando habría que preguntarse si no habría salido más barato cortar la cesión en verano y ahorrarse una ficha que se sabía inútil desde el minuto cero.

Además, para más inri, la decisión general fue la de situar a José Fontán, del filial, como el cuarto central de la plantilla, en dinámica total de primer equipo y sin la posibilidad de entrenar un día más con Onésimo en el filial.

Esto llevó al Celta a realizar un movimiento cuando menos polémico. Apartó de manera inmediata a ambos jugadores del grupo, recordando al movimiento en el caso Radoja. Afortunadamente, después de la reunión de la AFE volviendo con los demás.

Jugadores con y sin cartel

Aunque el club confirma en la salida de ambos efectivos, la verdad es que deben tener un plan B. Las informaciones de esta tarde acercaban al acuerdo con un delantero, pero para eso debe haber espacio.

Otros jugadores que están en rampa de salida son David Juncá, al que de manera sorpresiva relevaban con la cesión hasta final de temporada de Aarón Martín o Emre Mor, el cual se ha vuelto a diluir después de un arranque increíblemente prometedor. No parece que el turco danés se vaya a mover de Vigo, primero porque nadie va a pagar lo que cuesta y segundo, porque él mismo no quiere moverse.

Y, como última opción, jugadores en dinámica de rotación, pero que tienen cartel suficiente como para generar ofertas. Es el caso de Okay Yokuslu. El internacional turco salió a la palestra en los últimos días por una supuesta oferta, o al menos tanteo de algún club por hacerse con sus servicios. Desde el Celta han asegurado que, aunque el mediocentro podría contar con ofertas, la idea clara es que no salga, por lo menos en este mercado.

No está clara la situación, desde luego, pero el Celta ha de moverse. Después de un diciembre mágico, 2021 ha llegado con una dosis de realidad acentuada con la falta de Iago Aspas. Los hechos con claros. Sin él, al menos de momento, no se ganan partidos. La solución no debe llegar mágicamente desde el mercado de transferencias, claro está, sino desde la actual plantilla. Pero un caramelo, si llega, no se puede rechazar.

Quedan muchos días de mercado y, como en palacio, las cosas en Casa Celta suelen ir despacio.

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