La resaca de un título siempre suele dejar grandes detalles. Más cuando se trata de un equipo que no campeona habitualmente, como el caso del Athletic Club de Bilbao, que llevaba sin alzar un trofeo desde la Supercopa de España de 2015, título que revalidó hace unos días ante el mismo rival, el FC Barcelona.

La imagen que ha copado portadas y se ha abierto hueco en las redes sociales es la de Asier Villalibre tocando la trompeta ante la expectación de sus compañeros. El delantero de Gernika fue claro protagonista de la final, ya sea por su gol en el 2-2 que llevaba el partido a la prórroga, por provocar la primera expulsión de Messi como culé o por su peculiar celebración.

Pero si algo ha quedado claro en el grueso de la celebración 'athleticzale' es que en la plantilla no se quedan con nombres propios ni individualidades, sino que se trata de un título logrado por todos. Desde el primer hasta el último miembro de la plantilla. Desde la más reciente incorporación hasta el jugador más longevo, e incluso los que ya no forman parte del equipo.

Minutos después de proclamarse supercampeones de España, tanto los jugadores como Marcelino García Toral, que lleva poco más de una semana como entrenador, señalaban el mérito de exjugadores como Aduriz, Beñat o San José, así como del anterior cuerpo técnico comandado por Gaizka Garitano, para la consecución de esta Supercopa.

Este martes, la tradicional ofrenda al Ayuntamiento de Bilbao o a la Amatxu de Begoña no solo la hacen los futbolistas que se vistieron de corto en la Cartuja, sino todos los que formaron parte del camino a este éxito colectivo en el peor año para una afición que no ha podido presenciar desde la cercanía otro título de su equipo y que esperará a repetir la gesta como el jugador número '12' en la final de la Copa del Rey.