Como Ave Fénix, que diría el mito egipcio, resurgió de entre los fantasmas del pasado el Real Betis ante la Real Sociedad en Anoeta. No acostumbraba el Betis a estos cambios inesperados de rumbo. Pero lo cierto es que ese resurgir dura ya veinticinco días, que son los que lleva el conjunto de Manuel Pellegrini sin conocer la derrota, y sin reconocerse a sí mismo como el equipo blando, sin capacidad de reacción y con pésimo afán competitivo que una vez fue. Este Betis sabe distinto, porque sabe sobreponerse a los mazazos y sabe estar en el momento oportuno de la forma adecuada para devolverle los golpes a sus oponentes.

Este Betis huele mejor, porque huele el gol y la perspicacia, acecha con rabia la portería opuesta, confiando en que tendrá su oportunidad, en que sí merece rascar los puntos al final de los noventa minutos. Este Betis sueña con ser, estar y parecer un equipo que merece Europa. Y lo es a ratos, lo está buscando y parece encontrarlo. Así ocurrió en Anoeta. No le importó estar dos goles por debajo en el marcador, ni haber perdido el dominio del cuero durante gran parte del encuentro, no haber generado apenas ocasiones en la portería rival, no haberse encontrado consigo mismo una sola vez en todo el partido… Dos buenos arreones de sus capitanes lo llevaron a un inesperado final feliz, mejorable tal vez, pero feliz al fin y al cabo.

La primera parte amagó con igualar las fuerzas de los dos conjuntos. Betis y Real Sociedad se mantuvieron firmes y serios en sus posiciones, sin conceder demasiado al oponente, y más pendientes del fallo propio que del ajeno. Joel parecía mantener el buen nivel mostrado en partidos anteriores y la defensa contener, aunque con dificultades, las ocurrencias de Oyarzabal y compañía. Un disparo desde fuera del área de Nabil Fekir y otro en el área opuesta de Guridi, que Joel atajó meritoriamente, fueron las únicas ocasiones de gol de los primeros cuarenta y cinco minutos. El cero a cero al descanso reflejó lo que el partido quiso ser en sus primeros compases: un duelo en el que los competidores se tenían más respeto que ganas, y en el que la sombra de la Copa era demasiado alargada, y parecía advertir que cualquier paso en falso podría comprometer no una, si no las dos competiciones al mismo tiempo.

La segunda parte, sin embargo, no siguió el guion y el ritmo de la primera. El partido fue lo que la Real quiso. Los de Imanol pusieron y dispusieron de las ocasiones, el dominio y la intensidad.  La Real dio un paso al frente y el Betis volvió a ser ese equipo frágil e inconexo. Joel volvió a ser el Joel que tantas críticas ha provocado a la parroquia bética, y dejó pasar entre sus piernas un disparo de Isak, que remató solo a portería con los zagueros béticos como meros espectadores. Lejos de servir como incentivo, el gol noqueó al Real Betis que siguió recibiendo la visita al área de los atacantes de la Real sin apenas oposición.

En el 57’, el partido parecía ya sentenciado. Oyarzabal recibió un pase al espacio de Isak que Mandi no acertó a interceptar, y sin controlar siquiera el balón la picó por encima de Joel, que se olvidó de su 1,97 cm de altura y concedió el tanto. Poco parecían tener ya que decir los de Pellegrini. Hasta que Joaquín Sánchez entró al terreno de juego para responder, con el cuero en sus botas, a las polémicas que lo habían señalado durante toda la semana. Si el Betis fue, como reza el inicio de esta crónica, como un Ave Fénix resurgiendo de los escombros, Joaquín Sánchez era cada ala. El capitán se echó el equipo a su espalda y alzó el vuelo hacía el meritorio punto que obtendría al final. Primero, con un centro que salió teledirigido hacia la testa de Sergio Canales, que convirtió su séptimo gol en los últimos seis encuentros. Después, con un gol en el tiempo de descuento, tras un buen sprint y centro raso de Cristián Tello, que había entrado para sustituir a Guardado en el extremo izquierdo.

El Real Betis rescató un valiosísimo punto en San Sebastián y acecha ya los puestos europeos, de los que se sitúa a cuatro puntos. El encuentro, que servirá de antesala a lo que pueda suceder el martes en el partido de Copa, deja en el aire el posible desenlace de la eliminatoria que volverá a medir a ambos conjuntos esta misma semana. El Real Betis, esta vez en su estadio, volverá a medirse a la Real Sociedad con mejor sabor de boca que sus oponentes, después de haber conseguido rascar un punto de un partido en el que no se encontró con su mejor versión, y en el que el rival hizo méritos para llevarse los tres puntos. El marcador reflejó la igualdad que no vio el terreno de juego, e invita a la esperanza de seguir con el sueño copero.

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