Muchos dirán que queda una eternidad. Aún puede palparse la esperanza de que el rumbo que parece haber cogido la rutina liguera pegue un vuelco de 360º y deje al Atlético de Madrid sin ton ni son, alejado del título, relegado a un segundo plano y fuera de combate. Lo cierto es que la realidad dista mucho de acercarse a cualquier expectativa ficticia en la que los colchoneros no sean los protagonistas y principales candidatos a entonar el alirón al final de la temporada. De hecho, parecen haberse tomado al pie de la letra lo que en su día dijo Luis Aragonés.

El fútbol se basa en "ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar, y ganar, y ganar, y ganar". Así lo está haciendo el equipo de Diego Pablo Simeone. Sin temblar. Sin flaquear en lo del "partido a partido". Venciendo con solvencia. Haciéndose oír. Así ha puesto la directa a proclamarse campeón desde el principio. Sin señales de nerviosismo y tirando de coraje y corazón entre los que, en temporadas anteriores, hicieron lo imposible por eclipsar su presencia en una lucha que muchas veces se les ha resistido, pero en la que, por ahora, parten con ventaja.

Gran parte de esa ventaja se debe, además de a la fuerte personalidad que siempre ha caracterizado a su técnico, al plus que ha supuesto el poder empezar a contar con una estrella como lo viene siendo Luis Suárez. Un monstruo competitivo que se marchó del Camp Nou por la puerta de atrás, lejos de la sociedad que formó con su amigo y socio en ataque, Leo Messi, para recalar en un proyecto de ambición e ilusión. De los que generan adrenalina. Todo un chollo. Un regalo.

Cuando se daba por devaluada su efectividad, 'El Pistolero' regresaba a escena. Volvía a convertirse en el protagonista de un rimbombante espectáculo. Asumía el rol del justiciero que justo le hacía falta al Atlético de Madrid. Llegaba en la era post-Costa. Su debut ya dejó entrever que el conjunto colchonero, rival directo del que hasta hace bien poco fuera su equipo, había ganado enteros con su incorporación. El carácter del charrúa era necesario y, junto al talento que abrillanta y atesora la figura João Félix, promete la eclosión definitiva de un equipo que lleva buscando regresar a la hegemonía bastante tiempo. Se vio en Ipurúa y se volvió a ver este domingo en el Wanda Metropolitano ante el Valencia. 'Lucho' tiene cuerda para rato y ya ha demostrado ser insaciable. Las pruebas lo corroboran y su presencia en lo alto de la tabla del Pichichi con 12 dianas en lo que va de temporada lo encumbran.

Luis Suárez es un futbolista de área de los que ya no quedan. Lo es con sus 34 años recién cumplidos. Cotiza alto por su brillantez, resuelve con simpleza las ocasiones en las que otros únicamente encuentran dificultades y domina con una mano de hierro a su ya Atlético, con siete puntos más que el Real Madrid y diez más que el Fútbol Club Barcelona, ambos con un partido más.

Pero lo que más gusta del charrúa no son sus goles. Que también. Para qué negarlo. Maravilla. Lo que de verdad encandila es la capacidad que tiene para asociarse con cualquier jugador que se le pone en el camino. Lo hizo con Leo Messi y lo ha hecho con los João Félix, Marcos Llorente, Mario Hermoso y compañía. Él se revuelca en el área, aprovecha todos los balones que le llegan y con la habilidad que tanto le caracteriza, coloca el balón en puntos inalcanzables para cualquier guardameta.

Luis Suárez está demostrando que, en Barcelona, se equivocaron. Se equivocaron y mucho. Habría que poner cámaras ocultas en las oficinas del Camp Nou. Seguro que las reacciones a sus goles no están siendo otras que no estén ceñidas a la decepción. La decepción por haber dejado marchar a un jugador que marca diferencias, pero también el pesar por haber dudado de su rendimiento, que sigue siendo exquisito y se ha convertido en un puñal para la afición azulgrana, que sigue echando en falta su presencia en las alineaciones de Ronald Koeman, necesitado de un '9'. Ese '9' ya está lejos y encabeza un equipo que, por partidos como el de la noche de este domingo, ya es considerado como rival a batir. LaLiga ha entrado en ese tramo en el que únicamente la puede perder el conjunto rojiblanco y, visto lo visto, parece que eso no va a suceder. Nadie es capaz de cambiarle el guión al equipo del 'Cholo'. Todo es cuestión de no dejar de creer. "La guerra la gana el que utiliza mejor a sus soldados" y, en eso, el Atleti está matriculado en la experiencia.