Creo que hay situaciones en las cuales la mentalidad y el carácter pueden sacar partidos hacia adelante o, al menos, mostrar competitividad en ellos, no sería justo decir que el Deportivo de la Coruña es un equipo fácil en estos momentos, un equipo fácil es un equipo al cual se ve, ya sea por la televisión o en el campo, con la resignación de la derrota antes incluso de empezar el partido, en la Segunda División B no es complicado verlo, ya que la diferencia entre lo que es esta categoría y la Tercera División es enorme y hay muchos equipos que, directamente, no dan la talla, pero el Depor no es uno de ellos.

El domingo el aficionado deportivista volvía a acabar un partido con ira, con enfado, con la sensación que no solo has sido inferior, sino que, además, no has conseguido mostrar una mentalidad de querer revertirlo; el enfado, la rabia e incluso la ira son negativos porque muestran disconformidad, pero esos sentimientos son lo que pueden hacer que el barco vuelva a flotar porque son sinónimo de exigencia y de querer hacer mejor las cosas, el problema está en que se empieza a vislumbrar en aficionados y jugadores algo mucho peor que el enfado: la resignación.

Este sentimiento es el peor que puede tener un equipo, ya que conduce a un estado de mediocridad, de auto-convencerse que vamos a seguir perdiendo puntos se haga lo que se haga, que el fin de semana que viene va a llegar Unionistas y nos va a pintar la cara, porque, seamos sinceros, sin mentalidad ganadora y sin carácter en el campo, en Segunda B no vamos a ninguna parte.

Más allá de sentimientos, en el apartado técnico no hace falta tampoco ser un experto del fútbol para darse cuenta de que este Deportivo no compite, ante Compostela falló mucha gente, desde un Carlos Abad que salió a ciegas en el segundo gol o un insulso Mujaid que mostró una imprecisión preocupante en línea defensiva y se fue expulsado, si hablamos de Granero, vemos un jugador que, ahora mismo, no está para ser titular ni en el Fabril o Derik, que hizo de su carril una autopista para los extremos del Compostela, a nivel ofensivo no hay nada que reseñar porque, literalmente, no hubo nada.

Señalar a Rubén de la Barrera hoy sería injusto porque él es el más afectado de la planificación deportiva ¿Cómo es posible que en invierno no se haya reforzado la plantilla? Se avisó en verano, la Segunda B es muy compleja si quieres subir y más este año, que de 102 suben 4 y hay la mitad de partidos para puntuar, se necesita urgentemente gente adaptada a la categoría, jugadores duros, que sepan lo que es jugar en el peor barrizal que te puedas encontrar, pero sobre todo lo más importante: que tengan mentalidad de combate, los jugadores que necesita el Dépor no hace falta que sean Bebeto, pero tienen que salir a pelear y a morder, con agresividad y ambición, tienen que sostener sobre los hombros la camiseta y lo que significa, no solo llevarla puesta, Mentalidad, señores, es lo que necesita el Dépor como el comer.

Por mi parte, prefiero seguir enfadado esta mañana de lunes, lo prefiero porque es lo que sostiene al aficionado, el enfado de poder hacer más cada domingo, porque si caigo en la resignación puede ser más y más duro; amigo deportivista, si piensas que hemos tocado fondo tras este último partido, imagínate hasta donde podemos caer con la resignación, a sabiendas que la Segunda B este año es como el infierno de Dante, tiene muchas plantas y cada cual más dura y peligrosa que la anterior. En serio, prefiere el enfado.

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