Cuando parece que el Deportivo ha tocado fondo, llega este y se empeña en sorprendernos. Ante el Compostela, los herculinos cuajaron la peor actuación que se recuerda en Riazor. Un equipo plano, falto de carácter, sin recursos ni capacidad para rebelarse ante situaciones adversas.

El cambio de técnico, lejos de revertir la complicada situación que atraviesa el equipo,  está sirviendo para comprobar que lo que falla no solo radica en el banquillo. El Deportivo tiene un problema de fútbol, sí. Y eso, en parte, es culpa del cuerpo técnico. Del actual y del anterior. Pero no solo de estos. Si al problema de juego le añadimos una falta de nivel alarmante en determinadas posiciones, el combo ya es total. El Dépor comenzó la temporada abusando en exceso de las individualidades de sus mejores hombres. El nivel que mostraron jugadores como Mujaid, Granero, Keko, Abad o Rolan le permitieron al equipo mantenerse invicto hasta mediados de diciembre.  El aficionado esperaba entonces que, mientras al equipo le bastaba con ciertos destellos individuales, el juego coral fuera evolucionando poco a poco. Nada más lejos de la realidad. Los destellos desaparecieron como por arte de magia y el juego coral y dominante que nos prometieron nunca llegó. Desde aquella primera derrota a mediados de diciembre, el equipo suma cuatro encuentros sin ganar y ya se encuentra virtualmente fuera de los tres primeros puestos y a 8 puntos del líder.

Fue el Compos quien naturalizó todas las flaquezas y carencias que tiene el Deportivo

 

En la rueda de prensa previa al encuentro, De la Barrera insistió en la necesidad que tenía su equipo de saber "desnaturalizar" a su rival para poder sumar los tres puntos. Pues bien, fue el Compos quien naturalizó todas las flaquezas y carencias que tiene el Deportivo. Los de Yago Iglesias supieron contrarrestar la tímida y desorganizada presión de su rival para plantarse con pocos pases en campo contrario. Es aquí cuando encontramos el primero de los defectos de este Dépor: la mala (o inexistente) presión. Con Fernando Vázquez, el equipo ejercía una presión mixta. Dos o tres hombres, los más adelantados, apretaban la salida del rival mientras el resto esperaban siempre por detrás de la línea que marca el esférico. Esa manera de defender le sirvió en los primeros partidos del campeonato, pero terminó siendo muy ineficaz. En los dos encuentros que lleva De la Barrera, el equipo tampoco ha sabido realizar una presión coordinada y efectiva. Ante el Compos fue un "quiero y no puedo" de manual. Lógico teniendo en cuenta que los mecanismos de presión no pueden implantarse con éxito en apenas dos semanas de trabajo. Eso sí, el poco tiempo que lleva el cuerpo técnico no puede servir de excusa para el encuentro paupérrimo de ayer. Si un equipo aspira a ser dominante en todos sus partidos, saber presionar en bloque alto es esencial.

 

El Dépor perdió por goleada la batalla por el mediocampo

 

Dijo Jorge Valdano en su día que el fútbol es de los centrocampistas. Si nos basamos en aquella reflexión de un experto en materia, podemos empezar a entender por qué fue tan superior ayer la Esedé Compostela. Es difícil comprender que, si tú quieres dominar un encuentro mediante la posesión del balón, dejes a Gandoy en el banquillo y alinees menos centrocampistas que tu rival.  Podemos afirmar con rotundidad que Pablo Antas y Bicho vivieron ayer uno de los partidos más placenteros de toda su temporada. Yago Iglesias le ganó la partida a Rubén de la Barrera y el Dépor perdió por goleada la batalla por el mediocampo. Además, siempre que los herculinos acumulaban posesiones largas, el balón circulaba a dos o tres velocidades menos de lo que debería. A eso, debemos sumarle la nula capacidad de desborde que mostraron hombres como Galán, Lara o Rolan. En definitiva, el Compos siempre tuvo más efectivos para asociarse en las zonas que le interesaba.

 

Es posible que nos equivocáramos al predecir el nivel de ciertos jugadores

 

Una vez analizado el fallido planteamiento de Rubén de la Barrera, es momento para empezar a criticar como corresponde el nivel de algunos futbolistas. Personalmente creo que el Dépor tiene una plantilla de mucha calidad, algo que la convierte en una de las mejores de la categoría. Dicho esto, los casi cuatro meses de competición que llevamos han servido para destapar muchas de las carencias de un plantel peor confeccionado de lo que muchos pensábamos. La ausencia de mediapuntas, la superpoblación en posiciones como la delantera o el nivel que han mostrado ciertos futbolistas llamados a ser claves ponen en tela de juicio el trabajo de una secretaría técnica encabezada por Richard Barral. Con el mayor presupuesto de la historia de la categoría - unos 14 millones de euros aproximadamente - a muchos nos cuesta entender por qué la plantilla no está respondiendo ante las expectativas.

Dejando a un lado el tema de las lesiones, que es sangrante, los jugadores disponibles tampoco están a la altura de la exigencia que demanda un club de la categoría del Dépor. Necesitaríamos tres o cuarto artículos como este para enumerar uno por uno las criticas que merece cada futbolistas. Jugadores como Borges, Salva Ruiz, Bóveda, Lara o Galán están dos o tres escalafones por debajo del nivel que se esperaba. Otros, como Granero o Rolan, parecen apagarse con el paso de las semanas. Por último, pilares como Keko o Uche apenas pueden aportar debido a sus problemas físicos.

Una concatenación de circunstancias que provocan que un equipo llamado a dominar a todos y cada uno de sus rivales se vea abatido en combate por la mayoría de ellos. Pero si en una parcela urgen incorporaciones es en la delantera. Casualmente, la zona superpoblada. En verano se apostó por la continuidad de Claudio Beauvue, los fichajes de Miku y Rui Costa y la estancia - de momento indefinida - de Diego Rolan. Cuatro hombres (cinco si sumamos al fabrilista Adri Castro) para uno o dos puestos. Pues bien, de esta gran variedad de perfiles de los que dispone De la Barrera, solo Rolan ha mostrado algo con lo que esperanzarse. El nivel de Miku es casi indescriptible, al luso lo seguimos esperando en su proceso de 'puesta a punto' y Claudio se ha especializado en fallar manos a manos ante los guardametas rivales. Por eso mismo, entre otras muchas razones, el Deportivo solo acumula 7 goles a favor en las 11 jornadas disputadas. Un dato indigno de un equipo que aspira al ascenso. Porque sí, visto lo visto, es posible que nos equivocáramos al predecir el nivel de ciertos jugadores. Podemos discutir sobre entrenadores, esquemas, cambios o planteamientos, pero no saber dar un pase horizontal a dos metros, errar un control sin oposición o fallar un mano a mano con el portero rival casi vencido son situaciones que se escapan de cualquier tipo de análisis táctico.

Rubén de la Barrera tiene mucho trabajo por delante y muy poco tiempo para hacerlo. "Es lo que hay", dijo Fernando Vázquez en su despedida. Efectivamente, esto es lo que hay. Mejorar el nivel individual de cada uno de sus futbolistas es vital si el técnico pretende evolucionar en el juego colectivo. El Dépor debe mejorar su fútbol, es evidente, pero eso no solo corresponde al trabajo de un entrenador. En ver si ciertos jugadores dan un paso al frente puede estar una de las claves.

Ahora mismo hay poco (o nada) a lo que agarrarse, pero una victoria ante Unionistas puede cambiarlo todo. Queda tiempo, muy poco, pero queda. Y aunque el Deportivo se ha especializados los últimos lustros en  jugarse las temporadas casi a partido único, lo mejor sería no arriesgar en exceso. La Segunda B no perdona y de momento le va ganando la partida al Deportivo.

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