El Sevilla suma y sigue. Para los sevillistas no es suficiente vencer al Lucena, Linares y Leganés en sus respectivos feudos, sino que también se ha impuesto al Valencia de Javi Gracia en el Ramón Sánchez-Pizjuán, reservándose un puesto en cuartos de final. Los fieles de Nervión tienen poco que reprocharle a Julen Lopetegui que con esta nueva victoria ha logrado su triunfo número 49 en su carrera como entrenador rojiblanco.

El encuentro comenzó después de que Del Cerro Grande le diera la orden al equipo ché para que pusiera el cuero en juego. Al Sevilla le costó salir y los primeros minutos del duelo se desarrollaron en la zona local. El conjunto de Javi Gracia buscaba los huecos para colarse en el área andaluza, aunque sin obtener éxito alguno.  

Conforme iba corriendo el marcador, se le iban acabando los momentos de gloria al Valencia. Transcurridos apenas 7 minutos, el equipo hispalense se despertó y comenzó a incomodar a su rival. Presionando arriba y con varias ocasiones, los de Lopetegui iban buscando abrir la lata. La primera del partido estuvo en manos de Suso, que se metió hasta la cocina y que estuvo a punto de sorprender al cancerbero valencianista.

A partir del primer cuarto de partido, los roles se cambiaron y fue el Sevilla el que pasó a invadir el área del rival. Los rojiblancos continuaron perdonando hasta que dijeron basta. Quién avisa no es traidor y De Jong, que ya venía advirtiendo, fue el encargado de ser el primero en mover el marcador en esta eliminatoria con un acertado remate de cabeza.  

Los valencianos trataron de recomponerse tras la diana del holandés aprovechando que su contrincante había empezado a bajar el ritmo. Lo intentaba Jason desde el borde del área y Bono atrapó el cuero sin problemas. Sin embargo, otro despiste les volvió a salir caro. La pesadilla del Valencia comenzaba a tener nombre y ese era Luuk De Jong. Cuando parecía que habían logrado encerrar a los del sur, el atacante volvió a dar un golpe sobre la mesa y anotó el segundo para los suyos. El Valencia no se vino abajo y busco el 2-1, con un tiro de Paulista que se le fue por encima del larguero.

Antes de finalizar la primera parte, Rakitic sentenció el duelo picándole el balón al guardameta para que éste entrara de lleno en la red.

En los segundos 45 minutos, el Sevilla salió como se fue del césped: apretando, presionando y con más hambre de gol mientras su rival seguía tanteando cómo recortar distancias sobre el verde del Pizjuán. Insistencia, ambición y esperanza son algunas de las palabras con las que se podría calificar al equipo vestido de naranja, que no bajaron los brazos y siguieron peleando para poder anotar, al menos, un gol en su lado del marcador.

No obstante, a pesar de ir por delante y de tenerlo todo controlado, los locales recibían una mala noticia: el capitán Jesús Navas se vio sobrepasado por el esfuerzo y se vio obligado a tirarse al césped. El canterano se marchó del terreno de juego con claros gestos de dolor y a Lopetegui no le quedó más remedio que llamar a Rekik para sustituirle.

A falta de veinte minutos para el final, el defensa de origen tunecino pudo haber colaborado en lo que habría sido el cuarto gol para el cuadro anfitrión. Éste le puso un caramelito a Munir que acabó marchándose por el palo derecho del portero. El Valencia respondió amenazante y tuvo que salir Bono a despejar de cabeza un lanzamiento que podría haber sido peligroso. A pesar de que seguían peleando, se les acabó el tiempo.

Finalmente, Del Cerro Grande hizo sonar su silbato para indicar el final del choque copero y el Sevilla quedó oficialmente clasificado para cuartos de final.