Amaneció el día en Sevilla presagiando lo que iba a ocurrir. La neblina bajaba para hacer inapreciable el giraldillo de la catedral y adueñarse del paisaje de la capital andaluza. El bético no podía evitar recordar la bruma que envolvió al Panda el día que logró el doblete que cambiaría su suerte. Por eso todos comentan lo mismo: tras las mañanitas de niebla, el Panda sale de paseo. No quiere perderse su cita con el gol. Y como si estuviera escrito y llevase su firma, el tanto de los tres puntos del Betis no llega hasta que él no ingresa en el terreno de juego. Antes, Guardado, Loren, incluso Canales, fallan todo lo que parece imposible que puedan fallar, y dejan vía libre para que sea Borja quien se erija de nuevo como el héroe de los verdiblancos. Y ya van…

La primera parte fue fiel a lo que Betis y Getafe nos tienen acostumbrados cuando se enfrentan. Los verdiblancos haciendo gala de posesiones de balón largas, pero estériles en muchos momentos, y un Getafe rudo y serio sin balón. Si hubiese que representar un cero a cero en imágenes nos valdrían las que nos ofrecieron los protagonistas de esta 24ª jornada liguera. Los locales notaron demasiado la ausencia de Fekir, que tuvo que retirarse lesionado en el minuto trece, y dejó la creatividad de su equipo en manos únicamente de Sergio Canales. También le pesaba al Getafe la dinámica negativa con la que se presentaba en el Villamarín, y se le nublaban las ideas al recordar las dos derrotas consecutivas que arrastraba en la competición liguera.

Solo Cabaco consiguió darle emoción al choque en los primeros cuarenta y cinco minutos, aunque en la portería equivocada. El central cometió un fallo propio de las categorías inferiores del fútbol, regalándole un balón a Loren Morón que lo situaba mano a mano frente a Soria, pero el marbellí, después de zafarse de la presencia del meta madrileño, no acertó a enviar el esférico entre los tres palos.

La intensidad del Getafe se hizo notar. Dos tarjetas amarillas en la primera parte por dos duras entradas del ya citado Cabaco, sobre Loren, y Arambarri, a Guardado, para parar las acciones de ataque de los béticos marcaron las labores defensivas de los visitantes. Poco más que eso tuvieron que decir los de Bordalás a los locales en los primeros minutos, y lo poco que mostraron fue rápidamente cuestionado por un Guido Rodríguez que cuajó un partido excelente. "No, no y no" les decía el argentino una y otra vez a las intentonas azulonas.

La segunda parte comenzó recordando a la primera. En el 47', una buena acción por la banda del Real Betis culmina con un centro raso de Cristian Tello al que no llega por muy poco Loren Morón para rematar a bocajarro. Más tarde, Canales tiene en sus botas la opción de cruzar un disparo que, si no hubiera dependido de su pierna mala, a buen seguro habría acabado con el balón cruzando la línea de meta. Pero el cántabro, que no tuvo su mejor noche de cara a gol, chuta raso con la derecha, y el esférico apenas coge velocidad antes de detenerse en los guantes de David Soria, que estaba cuajando un partido muy serio.

El paso de los minutos y la incapacidad bética para concluir las jugadas invitó al Getafe a dar un paso al frente en busca de protagonismo. El dominio inicial del Betis no fue tal en el segundo tiempo y el peligro se empezó a palpar también en la meta de Joel. En el 72', un disparo de Arambarri se marcha lamiendo el poste de la portería defendida por el madrileño, sin que este tenga que intervenir.

Pero el partido tenía ya previsto cambiar el rumbo en el 63', cuando Borja Iglesias, después de haber sido baja por lesión en el anterior encuentro, volvió a pisar el césped del Villamarín. El gallego forzó dos penaltis que inclinaron la balanza a favor de los locales y acercaron al triunfo a los verdiblancos. El primero lo lanzó Sergio Canales, que buscaba resarcirse de su fallo ante el Athletic en la eliminatoria copera. Lejos de eso, el cántabro erró el disparo, que lo atajó meritoriamente David Soria, y también el rechace, con el portero vencido y la portería aguardando que el esférico fuera rematado a placer. El balón se fue alto y el '10' dibujó en su cara el mismo gesto de incredulidad que todos los béticos en sus casas. Cuando la pelotita no quiere entrar...

Quien no estaba dispuesto a perder la sonrisa era Borja Iglesias. El Panda seguía empeñado en alegrar la fiesta a los suyos. Por eso cogió el balón para tomar la responsabilidad de lanzar desde los once metros tras forzar el segundo penalti de la noche. El fútbol son dinámicas y Borja está inmerso en una en la que convierte en oro todo lo que toca. El delantero bético transformó el disparo para silenciar a los que han osado decir que en este Betis no hay buenos lanzadores de penaltis. Con pausa y confianza consiguió engañar a Soria y poner a los suyos por delante.

A partir de ahí, le tocó sufrir al Betis, pero no a Joel, que no tuvo que hacer ninguna intervención de mérito gracias al buen hacer de sus zagueros. Lo intentaba el Getafe, que solo lograba acercase a la meta de los locales a través del balón parado. Willian Carvalho puso la nota negativa ya en el descuento tras recibir dos amarillas en apenas dos minutos y acabar abandonando el terreno de juego antes de lo previsto. Minutos más tarde, Estrada Fernández hacía sonar tres veces su silbato para marcar la conclusión del partido. El Betis rescataba sobre la bocina tres importantísimos puntos en su lucha por afianzarse en los puestos altos de la tabla, mientras que el Getafe registraba su sexto partido consecutivo sin ganar.

Estaba escrita esta victoria y llevaba la firma de Borja Iglesias, que es capaz de ver el camino en los días nublados. Este '9' parece recién fichado y en nada recuerda al jugador que con tan mala suerte aterrizó en las filas béticas la pasada campaña. Tampoco parece el mismo de siempre el Betis. El equipo ha dejado los malos vicios y las costumbres que tanto lo lastraban. Lo avisó seis días atrás, cuando se impuso ante el Villarreal en La Cerámica después de trece años sin conocer la victoria allí. Y lo ha confirmado ante el Getafe, logrando una victoria ante los azulones en el Villamarín, algo que no ocurría desde hacia cinco años.

Los de Pellegrini siguen cambiando tendencias y huyendo de la mediocridad que lo sumía en los puestos de mitad de la tabla. Pueden estar tranquilos los béticos, que con este nuevo Betis, seguirá saliendo el sol tras las mañanas de niebla.