Pese a lo irrelevante y sin peligro que puede parecer un saque de banda, estos se han convertido en un arma letal para el Betis en los últimos dos partidos. 

Juan Miranda, es el mayor exponente de este factor. Y es que, tanto en Villarreal como el pasado viernes en el Villamarín el marcador se abrió con jugadas en las que el de Olivares fue clave gracias a su rápidos y picarescos saques de banda.

En Villarreal, justo antes del descanso, el encuentro estaba muy igualado cuando la picardía y las ganas de ganar de Miranda desnivelaron el marcador. Un saque rápido de Juan Miranda pillo totalmente descolocada a la defensa, que no supo ejecutar de manera correcta la transición defensiva. Albiol intentó despejar el balón, pero al llegar bastante forzado solo pudo peinarlo, convirtiéndolo en una prolongación de un pase a Nabil Fekir, que posteriormente le hizo un roto a Pau Torres dentro del área y haría el uno a cero.

El pasado viernes se repetía la situación. El partido llevaba más de ochenta minutos y parecía estar abocado al empate, ya que pese a numerosas ocasiones de los verdiblancos, que llegaron hasta a fallar un penalti, no conseguían adelantarse en el marcador. Pero de nuevo, Miranda estuvo muy ágil y volvió a pillar desprevenida a la defensa rival con un rápido saque de banda. El pase del de Olivares dejó completamente solo a Borja Iglesias dentro del área y Chackla vio el penalti como única solución al desajuste defensivo de los azulones. Y así fue, Soufien derribó al panda y Estrada Fernández no dudo en señalar la pena máxima. Borja Iglesias convertiría desde los once metros el uno a cero, dándole los tres puntos a los verdiblancos.

Los saques de banda están adquiriendo en el Betis la misma importancia que cualquier otro tipo de jugada ensayada.