El Sevilla buscaba coger oxígeno de nuevo en LaLiga después de las dos derrotas consecutivas ante el equipo de Ronald Koeman. La más cruel, fue la eliminatoria en semifinales, donde no supo cómo plantarle cara al equipo catalán, que realizó una gran exhibición futbolística. 

A las 16.15, el colegiado ciudadrealeño Pizarro Gómez pitó el inicio del choque y el conjunto visitante puso el cuero a rodar sobre el verde alicantino. No se había cumplido el primer minuto del partido cuando Marcone fue amonestado por cometer falta sobre De Jong.

Durante los primeros compases del encuentro, el balón estuvo prácticamente pegado a las botas de los jugadores del Elche y los sevillistas se vieron obligados a replegarse atrás. Como respuesta, los hombres de Lopetegui buscaron invadir el área rival pero la muralla alicantina no les dejaba paso. Los rojillos no eran capaces de encontrar los huecos y el Elche cada vez les hacía sentir más incomodos.

Los fallos del Sevilla empezaron ser aprovechados por los anfitriones. Tantos errores a la hora de despejar hicieron que durante un minuto y medio, el Elche estuviera a punto de adelantarse en el marcador: el balón se paseó por delante de la portería de Vaclik pero nadie fue capaz de meterlo en la red.

La primera ocasión la tuvo el Sevilla con una ocasión a balón parado desde el lateral del área, colgada por Escudero que nada le quedó para convertir la falta en gol y que finalmente desembocaría en un córner que nadie logró rematar. A raíz de ese saque de esquina, el cuadro andaluz comenzó a animarse. Probó suerte Ocampos con un tiro desde la frontal que se fue por encima del travesaño.

Una primera mitad muy espesa, caracterizada por la intensidad alicantina y la poca presión sureña dio paso a una segunda que sería una oportunidad para que alguno de los dos abriera el marcador.

Tras el descanso, sendos conjuntos se intercambiaron los roles. Los de la capital andaluza entraron decididos al campo buscando cómo sorprender a su contrincante liguero. Escudero le puso un balón en bandeja a Munir para que esté sentenciara la jugada. No obstante, se vio en un compromiso con el defensa rival y forzó un saque de esquina que no llegó a buen puerto.

Como respuesta, el Elche dio un golpe sobre la mesa y Lucas Boyé logró plantarse delante del cancerbero checo. Armó el tiro pero no estuvo acertado; Vaclik, atento, sacó el pie y desvió el esférico.

Apenas transcurridos 12 minutos, Julen movió ficha en el banquillo sevillista con un triple cambio: entraron Acuña, Óliver Torres y Jordán para intentar ponerle el partido cuesta arriba al equipo de Escribá. Sin embargo, no tuvo el fin que el técnico esperaba.

Alrededor del minuto 70 y después de tantos avisos, Raúl Guti abrió la lata para los suyos. La defensa sevillista se durmió en los laureles y Fidel le dejó un balón envenenado a Raúl para que éste lo metiera de lleno en la red. Por si fuera poco, seis minutos más tarde, el Elche volvió a darle otro palo al equipo de Lopetegui. Aunque parecía que el cuero no había entrado en la portería, el VAR lo revisó y dio como válido el tanto de Carrillo. Al Sevilla se le estaban escapando los tres puntos.

Cuando parecía que todo estaba hecho, llegó la sorpresa nervionense. A falta de un minuto para el pitido final, De Jong recortó distancias en el marcador. Con cinco minutos de añadido, el Sevilla se puso las pilas para buscar, por lo menos, empatar el choque liguero.

Finalmente, el marcador se decantó por el cuadro valenciano y los tres puntos se quedarían en un estadio maldito para el Sevilla, en el Martínez Valero.