En ocasiones, tanto en el fútbol como en la vida y según va pasando el tiempo, los objetivos que uno mismo se tiene planteados desde un inicio se desdibujan, se tuercen, se cambian o, simplemente desaparecen; no es una cuestión de casualidades ni una forma en la cual el destino se presenta con su fría mano y te aparta del camino que quieres recorrer, no, es mucho más simple.

En una ocasión, un conocido mío el cual entrena un equipo de fútbol juvenil dijo a su plantilla: “Yo no quito ni pongo a nadie, os quitáis y os ponéis vosotros”, aquí está la clave de todo y tanto en el fútbol juvenil como en el fútbol “profesional” esa frase tiene toda la validez, porque al Dépor no le ha arrebatado el objetivo el Zamora, el Compostela o el Celta B, el Deportivo de la Coruña se ha quitado de su objetivo él solito, con una planificación de plantilla que dejó mucho que desear y con una crisis de juego y, posteriormente, de resultados derivada de dicha planificación.

Este último domingo, tras la victoria por 1-0 ante el Pontevedra, entendí muchas de las cuestiones y de los sinsentidos que rondaban mi mente desde hace meses, comprendí finalmente que nuestro mal llamado “destino”, mejor llamado “decisiones”, fue desde el principio pelear por esa Primera RFEF (Y hasta eso nos está costando horrores), en realidad nunca fue una opción la Segunda División, no éramos el transatlántico herculino, sino un barco pesquero de renombre, lo vi así en el partido.

Lo que fue el encuentro, francamente, es tremendo, pero en el buen sentido de la palabra, Rubén de la Barrera acertó de pleno tanto a nivel de juego como en el 11 titular, el equipo defensivamente estuvo compensado, gente como Borja Galán o un ya consagradísimo Bergantiños fueron jugadores que aportaron en sobremanera y el equipo funcionó, el gol llegó pronto mediante un latigazo de Keko desde la frontal con el cual Álvaro Cortés no pudo hacer absolutamente nada; el juego en la primera parte fue fluido, se notó cierta ambición y sobre todo actitud, el equipo no fue tan plano como otros días.

En la segunda mitad la clave fue la ya mencionada organización defensiva, con el movimiento de banquillo el Pontevedra se dinamizó y buscó área local, el Dépor estuvo sólido y no dejó tejer la red al cuadro visitante e incluso dispuso de alguna ocasión para ampliar la diferencia mediante la generación de peligro por parte de Lara, aún a pesar de todo esto el buen partido se pudo ir al traste en los minutos finales, el Pontevedra se volcó arriba y puso en tensión a todo el deportivismo, por fortuna, hace ya unas jornadas, Rubén tomó la decisión de darle la oportunidad a Lucho y el cancerbero no defraudó en sus encuentros y contra el Pontevedra mantuvo con vida al equipo en los peores momentos, sin duda la titularidad de este portero es, probablemente, el mayor acierto de esta segunda vuelta.

Al llegar a este punto cualquiera puede preguntarse que si hubiéramos competido así toda la temporada el equipo hubiera estado para arriba y, con lo cual, el objetivo principal de volver al fútbol de élite hubiera sido posible; tienen razón, sin embargo, volvamos a la realidad, porque un problema que tienen las victorias, quizá el único, es que distorsionan los hechos, este equipo en su conjunto puede tener estos momentos brillantes, sin embargo es inestable, lo hemos visto, te hacen un partido bueno contra el Guijuelo y al fin de semana siguiente se estampan en Ferrol de forma lamentable, hay que tener cuidado a la hora de afirmar que este equipo podía pasar por encima del insuperable Ibiza o del estable Badajoz y subir a Segunda División, este equipo bien gestionado funciona y para la categoría este año es una buena plantilla, pero en Segunda B para subir tienes que ser extraordinario, porque te la juegas con más de 100 equipos, estás peleando contra una marea enorme, contra una auténtica trituradora de ilusiones, si no que pregunten en el Helmántico o en Los Pajaritos. Hemos alcanzado el punto para el cual realmente somos capaces de lograr con lo que tenemos este año; es decir, ha quedado en evidencia que nuestro “destino”, mejor llamado “decisiones”, es luchar por la Primera RFEF, que nuestra capacidad actual da para alcanzar esa categoría, que hemos encontrado “A nosa liga”.