Partido de los grandes en el Signal Iduna Park. La derrota en el Pizjuán por 2-3 obligaba al Sevilla a realizar una auténtica gesta para alcanzar los cuartos de final. Precisaba de, al menos, dos goles. Lo difícil era no encajar ninguno, teniendo en cuenta que en el equipo rival juega un chico llamado Erling Haaland.

Lopetegui apostó por el que se puede llamar once de gala, con una única excepción. Ivan Rakitic se quedó en el banquillo y Óscar Rodríguez ocupó su lugar. El Dortmund también salió con todo, a excepción de las bajas de Jadon Sancho y Guerreiro por lesión, que minaron la profundidad del equipo por banda izquierda.

Los hispalenses entraron al partido con el pie derecho. Durante casi 30 minutos se hicieron con el control del esférico y consiguieron retenerlo casi siempre en campo rival. Además, los tremonienses no se acercaron a la portería de Bono. Hazard, Reus y Haland prácticamente no entraron en juego durante este tramo del partido.

Sin embargo, el Sevilla no logró materializar su posesión en ocasiones claras de gol. Todo lo contrario que el Borussia Dortmund, que aprovechó la primera llegada que tuvo en todo el partido. A diez minutos para el descanso, Koundé y Suso se dejaron la casa por barrer, y Reus cedió un gran balón atrás para que Haaland empujara el cuero y adelantara a los alemanes en el marcador del Iduna Park.

El gol, como es habitual en este deporte, sentó como un soplo de aire fresco al anotador y como un jarro de agua fría a quien lo recibe. Los alemanes se deshicieron del dominio sevillista y comenzaron a tener algo más de posesión. Haaland comenzó a intervenir más en el juego. Cada vez que un balón pasaba por los pies del noruego la jugada entrañaba peligro para la meta de Bono.

Tras el descanso, el conjunto de Lopetegui necesitaba tres goles para seguir vivo en la competición. Sin embargo, le faltó pegada cuando fue arriba. No encontró el último pase, y de nuevo Haaland hundió las posibilidades del Sevilla. Después de una jugada enrevesada, el delantero del Dortmund anotó desde los once metros y puso muy cuesta arriba la eliminatoria.

Aún así, haciendo honor al mítico "Dicen que nunca se rinde", los visitantes fueron protagonistas la última media hora de encuentro. Los cambios de Lopetegui ayudaron al equipo a generar más peligro, hasta que llegó el penalti de Emre Can sobre De Jong, que había entrado pocos minutos antes en lugar de Lucas Ocampos. En-Nesyri lo lanzó con violencia al fondo de la red y dio cierta esperanza al sevillismo.

Especialmente en el tramo final, los centros al área fueron el principal recurso ofensivo en busca del gol del empate. Los centrales del Dortmund se hicieron fuertes por alto, sobre todo Mats Hummels. Así llegó el segundo tanto de En-Nesyri, a falta de un minuto para el pitido final. Rakitic puso una banana perfecta que el marroquí aprovechó con un salto y un remate espectaculares. El honor y el coraje sevillista no fue suficiente ante la eficacia alemana (o más bien noruega).