Granada y Real Sociedad miden fuerzas con horizontes bien distintos. Los andaluces llegan con las fuerzas justas, pero recuperando efectivos, después de que tuvieran que tumbar al Molde en la ida de los octavos de final de la Europa League con un equipo limitado de miembros del primer equipo. En cambio, la Real, ya sin compromisos europeos, llega tras realizar dos buenos partidos ante Real Madrid y Levante, y sacar cuatro de los últimos seis puntos.

Budapest en el horizonte

Los de Diego Martínez pusieron la primera piedra para estar entre los ocho mejores de la segunda competición más importante a nivel continental, pero todavía falta certificarlo en Budapest. En ello pensará a buen seguro Diego Martínez a la hora de montar el equipo para el choque liguero ante la Real. Una Real que ha ganado seis veces en Granada, cuatro de ellas en la última década.

Cierto es que el balance global es muy favorable al Granada en el choque directo ante los txuri-urdin en territorio andaluz, pero la historia reciente cuenta más bien lo contrario. El curso pasado, la Real Sociedad sumó los tres puntos en Los Cármenes gracias al doblete de Portu. Un triunfo que también consiguió en las temporadas 16-17, 15-16 y 13-14. La última vez que el Granada tumbó a la Real ejerciendo de local fue en la 11-12, en la del regreso a la élite del conjunto nazarí (4-1).

Con la injusticia del Reale Arena en la retina

Uno de los pocos partidos en los que el Granada se ha visto superado esta temporada fue en el de la primera vuelta contra la Real, en un partido que los nazaríes se vieron obligados a jugar con apenas ocho futbolistas del primer equipo, debido a un brote de Covid en la plantilla. Pese a que se dejaron todo sobre el césped, la Real fue muy superior a un Granada plagado de chavales que tuvo que pasar un mal trago en San Sebastián.

Un partido que debe servir para sacar este domingo un orgullo herido por lo sucedido en la primera vuelta, pese a que el conjunto de Alguacil no tuvo culpa alguna de que el choque se disputara. Con Budapest en el horizonte, sí, pero también con lo del Reale Arena grabado a fuego en la retina.

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