El Madrid culminó la obra que había aventajado en Bérgamo con el inesperado gol de Mendy, si hubiese que definir en una sola palabra el encuentro realizado por los de Zidane sobre la grama del Alfredo Di Stefano sería: Eficiencia; cualidad que llevó a los merengues a superar su primera eliminatoria directa europea desde la conquista de la decimotercera UEFA Champions League, tras haber caído en la fase de Octavos de final en las dos ediciones anteriores.

Zidane dispuso de un planteamiento que sacrificó el fútbol brillante -quizá porque, hoy por hoy, el equipo no está para grandes alardes-, priorizando el orden táctico y ganando la partida con precisión quirúrgica.

Los primeros minutos, la presión del conjunto lombardo parecía incomodar del más a la oncena local; sin embargo, un Madrid ordenado e inusualmente replegado supo contener dicha presión inicial.

Tras el primer cuarto de hora, el Madrid mostró una sustancial mejora pudiendo retener más el balón en medio campo merced a Kroos y Modric cuyas lecturas del juego fueron vitales, nuevamente, para las aspiraciones madridistas, distribuyendo la pelota con su habitual sapiencia y buscando generar los espacios pertinentes para atacar.

El Madrid se mostró implacable ante los errores rivales, puesto que en sus primeros dos goles castigó los desaciertos neroazurros para encaminar su pase a los cuartos de final. El primero tras el error de Sportiello que entregó la pelota a Modric y el croata elaboró el espacio para regalar a Benzema su vigésimo primer gol en lo que va de temporada. El segundo en un mal pasa retrasado que cayó en los pies de un punzante Vinicius que escapaba, pero fue derribado dentro del área abriendo la puerta al segundo gol merengue y segundo tanto de Sergio Ramos en la presente temporada europea.

El equipo fue inteligente y aprovechó el desparpajo de Vinicius que firmó una destacada actuación, pero que sigue teniendo como asignatura pendiente el mejorar de cara al arco.

Courtois cumplió en casi toda ocasión en la que fue exigido, salvo en la pintura de gol de Muriel que acercaba a los italianos, un disparo de falta en el que el belga poco y nada tenía que hacer.

Pero justo tras en gol visitante, cuando el Atalanta podía elevar sus aspiraciones y tirar de valentía para buscar meter presión al Madrid, los de Zidane contraatacaron con Marco Asensio firmando la estocada final.

El Madrid ha vuelto a una instancia a la que se había acostumbrado, lo ha hecho con solvencia ante un rival que no era nada sencillo en la teoría y tampoco lo fue en la práctica, más allá de que el holgado marcador global (4-1) pueda sugerir lo contrario. Los blancos avanzan en Champions y ganan en tranquilidad para afrontar los siguientes escollos, tranquilidad que seguramente Zizou y compañía echaban en falta.