El Real Valladolid tapó sus malos primeros 60 minutos con treinta de coraje y orgullo que le sirvieron para empatar un partido que llegó a tener perdido hasta en dos ocasiones. A pesar de esto, era un encuentro que se tenía que ganar y se podía, porque el Athletic fue superior, pero debido a la inoperancia del Pucela. Encajó muy pronto el conjunto de Sergio, y hasta los cambios no se empezó a encontrar. Orellana empató de cabeza, Raúl García redujo la euforia y Weissman puso el empate en los instantes finales. Reparto de puntos que no deja satisfecho a nadie.  

El Athletic empezaba mejor y aprovechaba que la banda de Nacho era un coladero para llegar y de qué manera. Cualquiera que cayera a ese costado se iba de un “22” que no tuvo su día.  A pesar de esto eran compases de tanteo, con los leones teniendo más la posesión y el control del balón y el Pucela más cauteloso esperando su oportunidad. Sin embargo, en el minuto 15, una jugada del Athletic por la derecha acabó en gol. El Yamiq corrigió el error de Nacho hasta en dos ocasiones y su segundo despeje le cayó a Morcillo, que completamente solo la ajustó al palo para batir a Masip. 1-0. El Real Valladolid salió sin ideas ni actitud en estos primeros minutos y eso se vio reflejado en el marcador.

El Athletic Club seguía con su dominio a través de la posesión y el Valladolid intentaba llegar hacia la meta de Unai Simón. Tuvo otra desde la izquierda el conjunto de Marcelino, pero Masip sacó sus reflejos para desviar la pelota. El Valladolid por mediación de Alcaraz, Plano y Weissman tuvo sus mejores ocasiones para marcar. De hecho, la del israelí entró, pero el tanto quedó anulado por un fuera de juego muy justo. Óscar Plano no conectó bien con la bola antes del descanso y su remate acabó en nada. Se pidió un penalti sobre Alcaraz en el añadido, pero el colegiado no lo entendió así y se llegó al descanso con 1-0.

Empezó mejor el Valladolid en la segunda parte, y la tuvo Óscar Plano tras una buena combinación con Orellana. El disparo del “10” obligó a Unai Simón a emplearse a fondo para salvar el empate. Otra vez el chileno fue el creador del peligro en el conjunto blanquivioleta. En esta ocasión le cedió el balón a Marcos André y el brasileño disparó desviado desde la frontal. El partido se rompía por momentos y los rojiblancos querían más. Una jugada entre líneas del Athletic culminó con un disparo potente de Villalibre que obligó a Masip a sacar una mano salvadora. Instantes después, Íñigo Martínez la tuvo solo delante del portero, pero otra vez el cancerbero catalán volvió a sacar sus reflejos para desbaratar la ocasión.  Las desconexiones del Pucela en defensa le pudieron costar caro, pero de momento el marcador seguía siendo corto.

Con los cambios el Real Valladolid metió una marcha más, y obtuvo el premio del gol. Orellana en el minuto 70 cabeceó un córner medido desde la derecha al fondo de las mallas. El testarazo del chileno daba esperanzas a un Pucela que lo veía perdido. Poco le duró la alegría al conjunto de Sergio, que vio como siete minutos después Iñaki Williams empezaba a correr, y ahí es imparable. Se la cedió a Raúl García, y a placer, el navarro hizo el segundo.

Fue entonces cuando el Real Valladolid mostró su versión más orgullosa, de garra y coraje.   Lejos de aplanarse, el conjunto visitante achuchó y quiso cambiar ese resultado. Lo logró en el 85 en un centro de Janko que Óscar Plano dejó pasar para que Weissman apareciera en el punto de penalti y de primeras enviase la pelota al fondo de la portería. Un disparo certero que salvaba un punto, pero que no supuso el final del partido, ya que el Pucela apretó para tratar de ganar. Sin embargo, no hubo acierto en las tres acciones de peligro de las que dispuso y el 2-2 permaneció en San Mamés. Pocas veces esta temporada se había visto que el Valladolid reaccionara de esta manera a dos mazazos, ese arreón le da un punto que le permite salir del descenso.