Las renovaciones no siempre son sencillas y menos cuando está involucrada la mejor generación de tu historia. Croacia afronta el relevo generacional tras alcanzar su culmen en el Mundial de 2018. España también lo experimentó en la EURO 2016, torneo en la que la propia Croacia firmó parte de su sentencia tras derrotarle en fase de grupos (2-1) y destinarla a enfrentarse con Italia. Ahora la Selección mide el grado de competitividad de un grupo que combina a jóvenes y veteranos, pero que tiene un único estandarte, Luka Modric.

Lo nuevo y lo viejo

La Selección de Zlatko Dalic sufre un proceso de reconstrucción tras las bajas de estandartes de la talla de Rákitic, Mandžukić, Subasić o Ćorluka y la entrada en edad "crítica" del resto de la plana mayor (Modric, Perisic, Vrsalijko, Vida, Rebic). La conjunción de carne vieja y carne tierna ha dejado un vacío competitivo que Modric y Perisic han subsanado, pero con la baja del delantero del Inter de Milan, el peso ofensivo recaerá sobre jugadores que han de dar un paso al frente como Vlasic, Brekalo, Petkovic, Rebic, Kramaric y Budimir, aunque este último aún no haya debutado en la Eurocopa. En el centro del campo los mejores minutos se han desencadenado con Brozovic y Kovacic otorgando equilibrio al medio campo junto a Modric.

Croacia se enfrenta a la transición / FOTO: UEFA
Croacia se enfrenta a la transición / FOTO: UEFA

En la zaga, Lovren no podrá jugar por acumulación de amarillas, siendo Cáleta-Car el que atesore su responsabilidad junto a Vida. La retaguardia croata ha sido una de las zonas más castigadas por el relevo generacional. Juranovic aún no ha terminado de imponerse a Vrsalijko en el lateral diestro y en la izquierda Gvardiol (central) parchea una demarcación carente de profundidad, aunque él esté dejando una competición notable en lo defensivo a pesar de su corta edad (19 años). En portería, Livakovic aún no desprende la seguridad de Subasic.

En líneas generales, la selección ajedrezada no desprende la garra ni la convicción futbolística de antaño, fruto de la falta de rodaje --y quizá de nivel-- de los llamados a coger el relevo. Les cuesta imponerse con balón en el partido e hilar jugadas que les trasladen a la portería contraria por medio del contragolpe, su principal arma. En la presión siguen siendo amenazadores, pero todo pasa por la inspiración de quien lleva el brazalete y se viste con el dorsal 10. Luka Modric es su Alfa y Omega, con todas las ventajas y todos los inconvenientes que eso significa.

Modric, llanero solitario

La pérdida de experiencia y certezas en todas las líneas han provocado que el juego croata dependa, en mayor medida, de la clarividencia de Luka Modric. En esta EURO 2020, el capitán ha jugado como interior en un 4-3-3 o como doble pivote en un 4-2-3-1, pero su influencia transciende de un rol preestablecido en el campo. Croacia necesita de su sentido táctico para salir con el balón controlado, de su mando para solidificar la base y dirigir las posesiones, imprimiéndoles ritmo y mezclando envíos con conducciones o giros para activar al resto de piezas.

Modric celebrando el 2-1 frente a Escocia / FOTO: UEFA
Modric celebrando el 2-1 frente a Escocia / FOTO: UEFA

Su libertad es total para ocupar la base y atacar, pudiendo aparecer cerca de centrales, o en cualquier costado para encontrar una puerta de entrada al área. En fase defensiva, su implicación en la presión es determinante para robar y salir, pero también para ordenar al equipo. El juego de Croacia necesita su intervención para no caer en la redundancia, pero a sus 35 años, la gestión de esfuerzos para ocupar todas las alturas del campo (incluido el balón parado) se convierte en un desafío cada vez más arduo. Su EURO está siendo sacrificada, primorosa e inteligente, erigiéndose como uno de los mejores centrocampistas del torneo y como el máximo mandatario de una Croacia que quiere sufrir una suave transición.

Perisic será baja tras haber dado positivo en COVID / FOTO: UEFA
Perisic será baja tras haber dado positivo en COVID / FOTO: UEFA

Sin Perisic, su escudero y principal argumento ofensivo en el flanco izquierdo, Modric afronta los octavos con el peso de un país sobre sus espaldas, contexto que ya ha gestionado con anterioridad, pero que expone de forma fragante las flaquezas del grupo. 

Sufriendo y goleando

Croacia fue encuadrada en un grupo de alta exigencia, el D, donde compartía espacio con Inglaterra, Escocia y la República Checa. Tras caer derrotada ante los Three Lions (1-0), rascó un empate con los checos (1-1). Dos partidos, un punto y una sensación agridulce que solo dejaba el liderazgo de Módric y los destellos de Perisic como elementos rescatables. Frente a Escocia, su capitán lideró el desembarco al segundo puesto con una goleada a los escoceses (3-1) en la que dejó su característica firma con el exterior reproducida en un gol tan espectacular como determinante. Como España, Croacia ha sufrido una progresión ascendente en su juego, pero su fe radica en la inspiración de Luka Módric en todas las alturas y fases del juego. Una labor mastodóntica para un futbolista colosal que sigue combatiendo al tiempo con fútbol.