La Real Sociedad se impuso por la mínima al Rayo Vallecano en el Reale Arena este domingo a las 17:00, hora futbolística por excelencia. Ambos equipos hicieron honor a ello y nos brindaron un buen partido, especialmente en una segunda mitad de lo más entretenida, que se acabó decidiendo en una acción imprudente de Balliu, que cometió un penalti que Mikel Oyarzabal no desaprovechó. El Rayo lo intentó hasta el final pero se fue de Donostia sin premio.

  • Primera mitad espesa

El partido arrancó con un ritmo medio y dos equipos con dos ideas de juego contrapuestas que produjeron una primera mitad un tanto insulsa y carente de ocasiones claras. La Real se adueñó del balón (rondando el 70% de posesión) pero no encontraba profundidad para conectar con Alexander Isak, quien volvió al once tras las molestias que le impidieron estar en el Camp Nou la semana pasada. El Rayo aceptó de buen grado la propuesta txuriurdin y se limitó a defender atrás, bien ordenado, y a aprovechar las contras y el balón parado para poner en aprietos a Álex Remiro.

De hecho, fueron los madrileños quienes gozaron de la primera ocasión tras un testarazo de Saveljich a la salida de un córner que Remiro blocó con seguridad. Dio la réplica Silva, que recibió un magnífico balón de Oyarzabal al hueco, quebró a su defensor y disparó, siendo su intento repelido por un defensor in extremis. A partir de ahí, el partido entró en una fase de (aún más) centrocampismo y posesiones estériles de los de Alguacil.

Para fortuna de los 8.000 agraciados que pudieron volver a presenciar fútbol en el Reale Arena 18 meses después y para los telespectadores que intentaban combatir el sueño los últimos minutos antes del entretiempo fueron algo más animados. Primero, Trejo probó fortuna con un disparo seco que Zubimendi mandó a córner. Dos minutos después, Álvaro García desperdició un clarísimo dos contra uno (que logró crear tras cometer una clara falta a Aritz Elustondo que Jaime Latre ignoró) y ya en el último minuto Mikel Oyarzabal puso a prueba a Dimitrievski con una falta directa magistralmente botada. El de Eibar se ha destapado en este inicio liguero como un gran lanzador, faceta de su juego que se desconocía.

  • Intercambio de golpes 

Tras el paso por vestuarios el partido cobró vida. Los dos equipos perdieron algo de rigor táctico y dejaron atrás la corrección extrema que rigió el primer tiempo. El primer aviso lo dio la Real. Un gran pase atrás de Oyarzabal, sin duda el MVP del partido, dejó solo a Silva en el punto de penalti. El canario controló con calma pero su disparo a bocajarro salió incomprensiblemente fuera. 

Apenas dos minutos después, el Rayo metió el miedo en el cuerpo de los aficionados locales. Un robo de Merquelanz, que regresaba a la que era su casa hace apenas dos semanas, acabó en un pase de la muerte que Andrés Martín remató con violencia. Con Remiro vencido, solo el poste evitó el primero de los franjirrojos. Poco después, Catena prolongó un córner en el segundo poste y el balón no quiso entrar tras una serie de rebotes. 

  • Un penalti desnivela el partido

La Real pudo reaccionar y embotellar al Rayo en su área durante los siguientes diez minutos. Varias intentonas (incluyendo un cabezazo a bocajarro de Aritz que Dimitrievski salvó con un paradón descomunal) que al final tuvieron su clímax en una jugada embarullada que terminó con una volea de Aihen desde la frontal. Balliu, de forma negligente, extendió el brazo como si de un gimnasta se tratara, impactando el cuero con su mano dentro del área. Mikel Oyarzabal, todo un especialista, no se puso nervioso y engañó a Dimitrievski en el golpeo. Segundo gol en dos partidos para el eibartarra en esta Liga. Ha vuelto en gran forma tras los JJOO y es de vital importancia para su equipo.

Oyarzabal engaña a Stole Dimitrievski estableciendo el 1-0 definitivo en el marcador. Foto: José Mari López.
Oyarzabal engaña a Stole Dimitrievski estableciendo el 1-0 definitivo en el marcador. Foto: José Mari López.
  •  

  •  

  • Triple cambio e intentón final del Rayo

Corría el minuto 68 cuando Oyarzabal batió a Dimitrievski. Inmediatamente, Iraola movió su equipo, con las entradas de Pathé Ciss, Nteka y Bebé. Este último lo probó varias ocasiones desde 30 (¿o 40?) metros sin fortuna y estuvo muy activo. El marcador era corto, con lo que cualquier acción a balón parado ponía en un aprieto a la zaga donostiarra, que no siempre estuvo todo lo que contundente que debería. 

La Real aprovechaba para salir a la contra de vez en cuando, toda vez que el Rayo empezó a dejar espacios en su lógico ímpetu por llegar al área de Remiro. Fue el caso de una ocasión en que Portu filtró un gran balón a Isak. El sueco la picó y Dimitrievski la salvó con la cara. El completísimo partido del macedonio mantuvo con vida a sus hombres hasta el último minuto y pone a Iraola en un compromiso de cara al próximo partido, en el que podrá volver a contar con Luca Zidane, su apuesta inicial en este campeonato, expulsado en el Pizjuán. No obstante, el Rayo no fue capaz de crear ocasiones verdaderamente claras. El partido murió con un lanzamiento de falta lejano de Bebé que salió cerca de la portería. Solo cabe esperar que no hubiera ningún aficionado en la butaca de destino del balón, pues su velocidad era endiablada.

  • Cómo queda esto

De esta manera, la Real suma sus primeros tres puntos de la temporada tras la derrota inicial con mala imagen en Barcelona, y entierra de esta manera sus dudas. La semana que viene vuelve al Reale Arena, recibiendo en esta ocasión al Levante de Paco López. Una victoria supondría irse con 6 de 9 puntos al parón. Por su parte, el cuadro de Iraola deberá seguir peleando para sumar sus primeros puntos. Sus dos primeros partidos han sido en escenarios muy duros y aún así la imagen del equipo ha sido buena pese a los resultados. El próximo partido, en Vallecas ante el Granada, está ya marcado en rojo en el calendario rayista. 

Sea como fuere, el partido disputado en el Reale Arena, especialmente la segunda mitad, es una buena muestra de lo que ambos equipos son capaces de ofrecer en esta temporada. La Real supo hacer valer su condición de local (qué maravilla volver a ver a los aficionados en los estadios) y de equipo europeo, mientras el Rayo demostró por qué logró subir a primera tras unos durísimos play-offs de ascenso. 3 puntos de oro para los de Alguacil, y a otra cosa.