El Real Madrid se plantó en Orriols, en el remodelado “Ciudad de Valencia”, y como un vendaval encontró un gol inmediato en un fulgurante trazo largo de Alaba para Benzema que corrió la banda, y siempre sapiente, asistió con exactitud a la entrada de Bale al área; zapatazo del galés y el conjunto de Ancelotti ya lo ganaba por 0-1 con tan solo 5 minutos en el electrónico.

Isco parece estar de vuelta

Un gol de vestidor que lejos de hacer bien al conjunto de Ancelotti terminó por apagarlos, una especie de eclipse antinatural en el desarrollo de su fútbol, el equipo se volvió lento, impreciso y por ende predecible durante una parte de la primera mitad. Sin embargo, cerca de la media hora de partido, volvieron a encontrar el orden, la cadencia y la generación de buen fútbol, en gran parte gracias a los mejores minutos que se le recuerden a en mucho tiempo.

El segundo gol del Real Madrid se negó a llegar en el último cuarto de hora de la primera mitad, más allá de que parecía estar al caer.

Levante golpeó tras las pausas

La primera pausa que el conjunto local aprovecharía fue la del descanso, el conjunto granota aprovecharía para emparejar el marcador a los 30 segundos de reanudadas las hostilidades, en una combinación de casi todos los efectivos locales por el centro que Roger resolvió con un disparo que Courtois alcanzó a tocar, pero terminó entrando mansamente en la meta del Real Madrid.

Unos y otros empezaban de cero, pero con ánimos distintos, el Levante olió la sangre en el desconcierto merengue y se echó al frente para encontrar la ventaja en una volea descomunal de Campaña a centro de De Frutos diez minutos después en un momento del encuentro en el que daba la sensación que los locales habían anestesiado al

Triple cambio de Ancelotti

Tras el gol, triple cambio en el equipo de Carlo Ancelotti con Asensio, Rodrygo y Vinícius entrando por Isco, Hazard y Bale, los dos últimos sin apenas presencia en el desarrollo del fútbol merengue; lo de Isco, caso aparte, pues estaba aportando mucho al Madrid al momento de su salida.

Para no perder, el Real Madrid necesitaba mostrar a partir de ese momento algo diferente a lo ofrecido hasta entonces ante un Levante al que los dos goles le habían dado mucha confianza y que se mostraba distinto al del tramo final del primer periodo.

La locura en Orriols

Superado el ecuador de la segunda parte, el partido pasó a jugarse cerca de la meta de Aitor Fernández con largas posesiones de balón para el conjunto blanco, que encontraba poca capacidad de remate y estaba dejando espacios para que el Levante pudiera hacerle daño.

Sin embargo, el gol del empate llegó con la rúbrica de Vinícius, paradójicamente en un contragolpe, resuelto con mucha velocidad tras un excelente pase de Casemiro que le habilitó la carrera.

Poco duraría al Madrid el dulce sabor de haber entrado nuevamente al juego, cinco minutos más tarde, una pelota parada al área terminó siendo mal atacada por Alaba que la dejó a merced de Rober Pier que volvió a adelantar al conjunto local justo tras la pausa de rehidratación.

Aparecería Vinícius nuevamente para alumbrar el camino del Real Madrid, a cinco minutos de que se cumpliera el tiempo reglamentario, recibiendo de Benzema y con poquísimo ángulo se inventó una delicatessen de gol que volvía a dar el empate al conjunto merengue tras un remate de Cantero al palo que pudo bien haber significado el 4-2 en el marcador.

Expulsión que valió un punto

El Madrid podría también haberlo ganado en un contragolpe en el que Rodrygo había proyectado a Vinícius, que buscó alargar la pelota ante la desesperada salida de Aitor Fernández que, mano de por medio, cortó la posibilidad de avance. El meta granota fue expulsado y Rubén Vezo ocupó su lugar para los últimos minutos del alargue en los que el Madrid no puso encontrar un disparo al arco.