El sueco ha empezado la temporada 21-22 con la pólvora mojada. A falta de las aportaciones del delantero de Solna, Mikel Oyarzabal se está encargando de sumar el colmillo goleador al equipo. Cierto es que estamos en las primeras jornadas de competición, pero sin la participación de Isak en el juego, el ataque flojea y cuesta más llevarse los tres puntos ante rivales a priori inferiores.   

Los delanteros se nutren de goles, una vez que el balón decide no entrar en la portería, la confianza del jugador disminuye y eso afecta todo el conjunto. El sueco no se siente del todo cómodo con el esférico en sus flacas piernas y su aportación en el área se ha reducido

  • Últimamente las bandas están quedando en segundo plano, ya que el juego se está monopolizando por dentro. Con menos balones centrados por los extremos y menos participación de los laterales en ataque, el de Solna lo está teniendo realmente difícil para adentrarse entre la muralla rival. Además, los últimos compromisos de la Real han sido contra equipos defensivos como El Levante, El Rayo y El Cádiz, que raramente dejan espacios, para las famosas cabalgadas del sueco. 

 

  • La Real sigue siendo fiel a la posesión y al dominio de la pelota, pero últimamente a los defensas no les tiemblan las piernas a la hora de sacar el balón en largo. El punto flaco de Isak siempre ha sido el juego de cabeza, aunque el jugador sea alto y tenga unas piernas largas, nunca se le ha visto siendo un gran dominador de los balones aéreos y se le hace muy difícil ganar el esférico cuando tiene que ir al choque con un defensa

Todavía queda mucha tela que cortar, pero las primeras jornadas son las primeras sensaciones de la temporada y es vital que el efecto sea positivo para que el público sueñe a lo grande. Isak no ha empezado con la misma velocidad de la campaña anterior y los txuri urdin tienen complicaciones para materializar las ocasiones. 

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