La derrota ante el Granada en el Nuevo Los Cármenes ha significado un "palo" para los sevillistas justo antes del parón de selecciones. Sin embargo, más allá de este tropiezo, los números del arranque liguero son realmente positivos.

El conjunto hispalense ocupa la cuarta posición en la tabla, solo por detrás de Real Madrid, Atlético de Madrid y Real Sociedad, y con un partido más por disputar que todos ellos.

En ataque las cifras no son demasiado vistosas, con únicamente diez goles a favor en los siete encuentros disputados. En cambio, en defensa el equipo está mostrando un rendimiento fabuloso.

Comparte con el Villarreal de Unai Emery el honor de ser el equipo menos goleado de la Primera División, con tan solo tres tantos encajados. El Athletic Club, con un partido más que groguets y nervionenses, cierra el pódium con cuatro.

Esto es, sin duda, mérito del trabajo de todo el equipo, pero especialmente de Bono y el triángulo defensivo que ya se saben de memoria en el Sánchez Pizjuán: Koundé, Diego Carlos y Fernando.

El meta marroquí solo se perdió el primer encuentro ante el Rayo Vallecano, mientras que Koundé y Fernando también han sido titulares en seis de los siete encuentros. Por su parte, Diego Carlos ha disputado todos los minutos posibles.

Los tres goles llegaron en tres partidos diferentes, por lo que aún no ha recibido más de un tanto en ninguna ocasión. El primero en marcarle fue el Elche, contra el que terminó empatando a uno en el Martínez Valero.

El Valencia fue el segundo en hacerlo, el único hasta ahora en el Ramón Sánchez Pizjuán. En este caso el gol le sirvió de poco a los valencianos, que cayeron por 3-1.

El último en perforar la portería de Bono fue precisamente el Granada, que con un solitario golazo de Rubén Rochina se llevó el gato al agua. Los tres goles llegaron antes de la media hora de partido, lo que lleva a pensar que se trabajará en este sentido.

Es el mejor inicio a nivel defensivo de las últimas diez temporadas junto con el de la 2017/2018. A estas alturas la pasada campaña había recibido ya seis goles. El promedio en la última década es de 7,7 goles en los primeros siete partidos ligueros, una cifra notablemente superior a la actual.