Otra jornada más invicta y ya son 12. La Real Sociedad de Imanol Alguacil recuerda, ahora más que nunca, a las mejores épocas que atravesó el conjunto guipuzcoano. El empate en el descuento del Athletic en Anoeta pareció dar un golpe de realidad en las aspiraciones realistas, pero una semana después, el sueño sigue intacto.

  • Batalla de poder a poder

En los últimos partidos de la Real, el equipo txuriurdin pecaba de comenzar excesivamente conservador. El Sadar fue testigo de un inicio lleno de atrevimiento por parte de los hombres de arriba del equipo visitante. David Silva recibió el balón en tres cuartos y bailó literalmente a dos defensas para plantarse solo ante Sergio Herrera. Resolvió contundentemente el meta local.

El Osasuna, no obstante, demuestra cada domingo por qué está entre los puestos de arriba. No se arrugan ni ante un gigante los rojillos y no lo iban a hacer ante un viejo conocido. Los dos extremos estiraban mucho a los suyos y la Real sufría con la participación de Moncayola y Torró en las inmediaciones del área. Hasta llegó a dominar el conjunto navarro ante un equipo que le gusta llevar el timón, como es el de Imanol.

Con el paso de los minutos, el partido se fue trastabillando. Duelos físicos en los que se imponía el más intenso. Los jugadores más desequilibrantes eran los que marcaban las diferencias. Tanto Barrenetxea y Januzaj, cómo Ruben García y Kike Barja eran los únicos capaces de arañar los extraordinarios bloques defensivos de ambos lados.

  • Incluso magullado, siempre Merino

La primera parte iba a terminar sin goles, sin disparos a puerta y con pocas ocasiones. Una de las más claras fue una carrera de Barrene y pase atrás del donostiarra que, al intentar rematar Merino, iba a torcerse el tobillo con la pierna de Ruben García. Se retiró muy mermado el centrocampista, aunque pudo volver tras el descanso.

Los problemas físicos no iban a terminar para Merino. Aihen iba a golpear accidentalmente en la ceja de su compañero, ocasionándole una brecha que por suerte, no le iba a impedir volver al terreno de juego. Mientras tanto, la Real había ganado más espacios tras el enorme derroche del equipo pamplonés en el primer tiempo. Eso permitió a Isak a aprovechar un despiste de Unai García para tener la primera clara del partido, pero un bote del esférico antes de disparar provocó un envío defectuoso del sueco por encima del larguero.

La Real Sociedad seguía sin enseñar sus colmillos, mientras Darko había obligado a Remiro a socorrer a los suyos. El guardameta fue quien inició una jugada colectiva que fue madurando a medida que el balón iba pasando por las botas de cada uno de los jugadores de la Real, tocando velozmente hasta llegar a Merino, que iba a ver un pequeño hueco para sacar un disparo, el cual acabó en el fondo de las mallas, con la ayuda de un defensa. El más agolpado fue el héroe del líder del campeonato, marcando un gol a falta de menos de 20 minutos en un encuentro que olía a empate a lo lejos.

  • El destello de un mago

Pero en el fútbol, una vez que se abre la lata, los tantos siguientes llegan con mayor facilidad. Un discreto Januzaj, al que no le salían las cosas durante los 80 minutos anteriores, se inventó una jugada maravillosa marchándose de medio equipo rival. Conclusión: solo pudo pararlo Unai haciéndole un penalti clamoroso. No falló el belga engañando a Sergio Herrera, como no podía ser de otra manera. 

El tanto del extremo de la Real dejó helados a los aficionados de Osasuna, pues sus posibilidades de conseguir la igualada se vieron esfumadas tras aquella locura de jugada. Aún y todo, Chimy Ávila reavivó ligeramente el ánimo de la grada con un trallazo que paró Remiro de forma correcta. Así pues, concluyó el semi-derbi vasco en El Sadar.