Una jornada más, los aficionados colchoneros se fueron agolpando en sus asientos para ver a sus jugadores favoritos dejarse la piel por las rayas rojiblancas. Había muchas ganas de Atleti, el parón de selecciones había sido eterno y así se noto en las gradas, pero no demasiado en el campo. 

El partido empezó muy rápido, un encuentro de ida y vuelta, muy diferente a lo que cualquier persona se podría haber esperado. Un Osasuna muy echado arriba presionaba la salida de balón del equipo rojiblanco mientras que estos buscaban los huecos a la espalda de los defensas que tan alto estaban presionando. Poco a poco ambos equipos se fueron calmando, Osasuna dio un paso atrás y empezó a encerrarse en su campo mientras que el Atleti buscaba ataques constantes por las bandas, mala idea teniendo en cuenta los delanteros que había en el campo. 

El Cholo salió con Griezmann y Correa arriba, su planteamiento inicial fue atacar por las bandas, sobre todo aprovechando a Lemar cuando este se movía al centro y el desparpajo de Carrasco cuando tiene a un defensor delante, pero claro, es difícil anotar de cabeza cuando tus delanteros por poco llegan al metro setenta y los defensas rivales no bajan del metro ochenta, así que todas las jugadas del belga y del francés acababan en pases altos o en despejes de los defensas.

El Griezmann que enamoró a la afición

Aún así, Griezmann fue el mejor del Atlético de Madrid en la primera parte con diferencia, peleó cada balón —ya fuese en el borde del área o en el medio campo—, todo ataque pasaba por sus botas o su cabeza y era el único jugador rojiblanco que estaba destacando del partido. 

La primera parte fue un completo desastre en el club madrileño, hubo ataques sin peligro e indecisión en defensa que podría haber provocado algún susto, pero Osasuna estaba más centrado en defender su resultado que en ir a ganar el partido así que el Atleti no tuvo que lamentar nada más que no haber anotado ningún gol en los primeros cuarenta y cinco minutos.

La importancia de plantear bien los partidos

El descanso iba a dejar incluso peor a los del Cholo, que empezaron los segundos cuarenta y cinco minutos con la misma idea que al principio, atacar por las bandas e intentar dañar la increíble defensa de Osasuna con una jugada aislada, pero pasaban los minutos y no llegaba el gol.

La afición se empezaba a impacientar y así lo demostraban con cánticos como: "Atleti échale huevos" o "Atleti mete un gol", y quizá eso provocó que los jugadores también se empezasen a impacientar. Como se suele decir: los nervios no son una buena compañía, pues así quedó reflejado en el equipo rojiblanco, que empezaron a fallar pases básicos o defensas simples e hicieron que Osasuna se viniese arriba, mientras la afición navarra les arropaba como si jugasen de local. 

El Atleti se vio totalmente superado durante quince minutos en los cuales Felipe se hizo enorme y no dejó ninguna duda en defensa, puede que un preludio de lo que iba a pasar minutos después.

A partir del minuto ochenta el Atlético de Madrid volvió a recuperar las riendas del partido y se volcó en ataque con piernas frescas como las de Suárez, Cunha o De Paul, pero al final el gol que le daría la victoria llegaría por parte de el defensa que tanto había dado que hablar últimamente.

Renacer y vencer

Minuto ochenta y seis —curiosamente el mismo minuto en el que Suárez anotó el dos a uno la temporada pasada—, Carrasco puso un córner al primer palo y Felipe se elevó sobre todos los jugadores, al más puro estilo Miranda en el Bernabéu, dejando el balón en el lateral de la red anotando el primer y único gol del Atleti, gol que les daría la victoria. El defensa brasileño estaba siendo uno de los más señalados en los últimos partidos del Atleti, así que no hay mejor forma de resurgir que un gol en los últimos minutos para darle la victoria a tu equipo.

El Atlético de Madrid se acabó llevando los tres puntos, que le dejan en lo más alto de la lucha por la liga tras el empate del Sevilla y a la espera de lo que hagan Real Madrid y Real Sociedad, aunque tampoco con su mejor juego, pero al final una victoria es una victoria; y a pensar en el Milán.

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