Pocas rachas tan negativas se recuerdan como esta en la era Pablo Laso, siete derrotas en los últimos diez partidos, abriendo una brecha entre el principio de temporada, donde todo eran buenas noticias, y estos meses de febrero y marzo que se ven como un abismo del que es imposible salir con vida.

Dejar en 65 puntos a un equipo que necesitaba ganar sí o sí no es una cifra del todo malo, pero anotar únicamente 62 sí. Y no será por coraje, de lo que sí que hacen gala en ocasiones los blancos, que a punto estuvieron de dar la vuelta a un 57-50 a falta de cuatro minutos por jugar, pero fue incapaz de salir con una victoria de Belgrado, la sede donde se disputará una Final Four que es el objetivo número uno de la temporada.

Problemas ofensivos

Lo que sí que es imposible es sacar adelante un partido donde tu porcentaje de triples es de 9/37, con piezas claves como Rudy o Heurtel fallando sus seis y cinco intentos respectivamente. No fue una noche sencilla, a pesar de las 20 asistencias, que resultaron insuficientes cuando los balones perdidos ascienden hasta 16.

Quien sí que no pareció contento con el resultado fue Llul, que cogió una racha en los minutos finales que por poco remonta él solo, pese a fallar un lanzamiento final algo forzado donde terminó pidiendo la falta, en balde. Su equipo le sigue necesitando como siempre, pese a sus 34 años, y más con la nueva lesión de Williams-Goss, que tendrá que estar fuera un tiempo para recuperarse del dedo corazón de la mano izquierda.

Pablo Laso, en la rueda de prensa posterior, consideró que su equipo tuvo “algunos errores”: "Ha sido un partido muy duro desde el principio. Un gran encuentro y felicito al Estrella Roja por la victoria. Nosotros hicimos cosas muy buenas pero no tuvimos acierto desde el triple. Las 26 asistencias que dimos hablan de que movimos bien el balón en ataque y en defensa hicimos un buen trabajo pero cometimos algunos errores que les hicieron crecer. Ellos jugaron sólidos".

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Por su parte, Rudy asumió una gran responsabilidad en la derrota, prometiendo mejorar y mostrándose culpable de su rendimiento sobre el campo: “La palabra es trabajo y nada más…. Madridistas os necesitamos más que nunca el jueves. Parte de la derrota pasa por mi, así que lo dicho trabajo, trabajo y trabajo”

No hay tiempo para hundirse, tampoco para reflexionar ni bajar la cabeza. El Real Madrid debe tratar de olvidar de nuevo sus fantasmas y centrarse ya en el Olimpia Milano de Sergio Rodríguez, que volverá a la que fue su casa durante muchos años para tratar de ahondar el dedo en una llaga que dura ya demasiado tiempo abierta. Es ganar o ganar mientras haya tiempo, porque dentro de no tanto, este se habrá agotado.