Ahora sí, la suerte estuvo del lado del Granada y el equipo andaluz se puede ir más que contento con el resultado frente al Rayo Vallecano. En un partido que al igual que todos los que restan era una final más, el Estadio Nuevo Los Cármenes se llenó para impulsar a su equipo en un partido muy complicado. El rival en la primera vuelta le endosó un 4-0 y pese a la victoria de la última jornada frente al Alavés, el Granada necesitaba puntuar como agua de mayo. Dentro de un mismo partido se vivieron dos muy distintos, uno en cada parte y totalmente distintas ambas.

La primera parte fue una pesadilla para el Granada. El planteamiento inicial del Rayo Vallecano fue muy superior al propuesto por el equipo de Rubén Torrecilla. El Rayo sacó una presión alta, idea inicial del Granada según Diego Mainz. El Granada no salía cómodo, apenas pisaba el campo de los madrileños y esto provocó dos goles de los visitantes. El primero de ellos no fue tras una pérdida, sino tras un saque de esquina. Isi puso un gran centro y Catena remataba completamente solo tras un despiste defensivo de Domingos Duarte.
 

El Rayo, lejos de bajar el ritmo, lo subió. En el minuto 17 marcaba el segundo gol del partido y con él llegaba la sensación de que el Granada ya no se repondría del golpe. El gol lo hacía Sergi Guardiola tras una gran jugada de combinación del conjunto de Iraola. Con ese resultado se llegaba al descanso. El resultado no era lo único negativo del partido, las sensaciones no daban ningún tipo de esperanza y el equipo granadino parecía completamente neutralizado.

Sin embargo, en este partido se vivieron dos realidades muy distintas, y la de la segunda parte fue muy favorable para el Granada. El conjunto andaluz hizo un par de cambios en el descanso y salió al ataque desde el primer minuto de la segunda mitad. El Granada proponía, pero no terminaba de causar un peligro real al Rayo, hasta que todo cambió en el minuto 51, cuando Santi Comensaña fue expulsado tras recibir dos amarillas en apenas un minuto. Esto fue muy polémico y no porque no fuera digna de expulsión, sino porque previamente Petrović fue perdonado en una acción prácticamente idéntica. El Granada siguió empujando y el público con él. Todo esto se vio reflejado en el minuto 67, cuando el delantero más veterano de la Liga volvió a meter un ‘señor’ golazo. Tras un centro de Uzuni y un defectuoso control de Germán, Jorge Molina apareció para reventar la bola de una forma tan agresiva que Dimitrievski tan solo pudo mirar.

El Granada apretó y apretó y otra vez tras una acción polémica apareció una gran oportunidad para empatar el partido. Era el minuto 89 y Mario Suárez cometió una mano que fue revisada por el VAR. Finalmente tras todo el revuelo, Luis Milla se encargaba de transformarlo y el Granada empataba así el partido. Todo pudo haber sido aún más positivo para el Granada si Jorge Molina hubiera transformado un remate de cabeza en el minuto 93 tras un gran centro de Luis Milla, pero el balón se estrelló en el larguero. Terminaba así un partido que pareció tener mucho más de los 101 minutos disputados, ya que pasó de todo durante todo el encuentro. El próximo rival del Granada será el Sevilla, que fue la primera víctima del Granada esta temporada y ahora mismo está peleando al igual que los nazaríes por su objetivo, entrar en Champions.

Un partido de mucha polémica

El Granada ha conseguido un empate muy valioso, pero sería injusto decir que ha sido un partido tranquilo y sin polémica. La expulsión de Santi Comensaña, pese a ser justa, si se analiza no termina de serlo si la compara con el camino tomado previamente con Petrović. El mediocentro fue sustituido en el descanso.
 

La otra polémica fue en el penalti final. La mano existió y el penalti estuvo bien pitado, lo que llama la atención aquí es que hasta la entrada del VAR nadie se percató de que eso había ocurrido. Finalmente, el VAR hizo justicia y el Granada empató. Eso sí, el Granada debe plantear mejor el partido cuando están en un once contra once y le tiran una presión alta.