Épica. Esa palabra empleada para referirse a gestas cosechadas por héroes que representan unos valores con los que se identifica un grupo de gente. Y eso es lo que buscaba hoy el Atlético de Madrid en el Metropolitano, tirar de épica, una vez más, para tumbar a uno de los gigantes del fútbol europeo, el Manchester City de Pep Guardiola.

Foto: Alejandro Sancho
Foto: Alejandro Sancho

Toda su gente comenzó marcando el primer gol de la posible remontada, consiguiendo el mayor ambiente del nuevo feudo rojiblanco hasta la fecha, con un espectacular recibimiento al autobús en la Avenida de Arcentales y un majestuoso tifo a la salida de los jugadores, que rezaba la frase "Orgullo, Pasión, Sentimiento". Ahora estaba todo en la mano de los muchachos de Simeone.

El plan de Simeone

El Cholo Simeone iba a buscar ejecutar la parte final de su plan introduciendo, tan solo, un cambio con respecto al partido de ida, en el que fue tan criticado por tantos y tantos eruditos del mundo del fútbol. Ese jugador iba a ser Thomas Lemar, quien sustituiría a Sime Vrsaljko, colocando a Marcos Llorente en el carril derecho en lugar del croata.

El partido comenzó con un arreón inicial de los rojiblancos, que fueron llevados en volandas por su hinchada, aunque pronto fue neutralizado por los 'citizens', que no concedieron ocasiones con mucho peligro. Poco a poco los de Guardiola tomaron el mando, como era de esperar, con un Phil Foden como centro de operaciones en la banda izquierda de los Sky Blues. El mediapunta inglés fue el más incisivo de su equipo, a pesar de que los pupilos de Simeone intentaran sacarlo del partido con la mítica guerra de guerrillas rojiblanca.

Foto: Alejandro Sancho
Foto: Alejandro Sancho

Los visitantes tuvieron la ocasión más clara en las botas de Gündogan, que estrelló el balón en el poste tras una jugada embarullada en el área de Jan Oblak, y cuyo rebote fue increíblemente despejado por el Atleti. Pero lo más emocionante estaba por llegar tras el paso por vestuarios.

Orgullo sin pegada

La segunda parte fue radicalmente distinta. El público relanzó a los suyos y los de Simeone respondieron en el campo, metiendo en una presión asfixiante a los de Guardiola. Fueron a mirarle directamente a los ojos al mejor equipo del mundo, poniéndolo contra las cuerdas durante gran parte de la misma. Simeone lo intentó de todas las maneras posibles, introduciendo a todos los atacantes que tenía en el banquillo para lograr la machada.

Foto: Alejandro Sancho
Foto: Alejandro Sancho

Ni Cunha, ni Suárez, ni Carrasco, ni Correa lograron culminar lo que Griezmann y João iniciaron, aunque ocasiones no faltaron, ya que generaron más que el propio Manchester City en toda la eliminatoria, en tan solo 45 minutos. A pesar de ello, nada fue suficiente para batir a Ederson, que realizó un par de paradas de mérito sosteniendo a los Sky Blues por delante en la eliminatoria.

Gurús del fútbol

El partido no acabó de la mejor manera en el campo, debido a una fea tangana provocada por una agresión por parte de Felipe a Phil Foden,, pero sí finalizó bien en la grada, donde se vio, por momentos, al mismísimo Estadio Vicente Calderón en las gradas del Estadio Metropolitano, ya que ni un solo alma se dignó a moverse de su asiento, mostrando gratitud al esfuerzo titánico de sus hombres, que convirtieron al mejor equipo del mundo en un equipo vulgar, aferrándose al "dirty football", denominado así por ellos mismos, para derrocar al siempre correoso Atlético de Madrid.

Foto: Alejandro Sancho
Foto: Alejandro Sancho

Es por ello por lo que, tras esta eliminatoria, toca reflexionar sobre qué es jugar bien al fútbol. ¿Cómo es la manera en la que se debe jugar para ser moralmente aceptado por la mayoría? Lo único que está claro es que sobre fútbol no hay nada escrito, simplemente habría que ser reduccionista con la palabra fútbol, pues como bien expone el mismo Diego Pablo Simeone"Sea lo que sea, lo importante es ganar".