Ganar, ganar, ganar y volver a ganar. El Atlético de Madrid tenía que poner esta tarde en práctica,  en el Metropolitano, la mítica frase de Luis Aragonés ante un rival que se jugaba la vida, el Granada CF. Además, los rojiblancos tenían el aliciente de la derrota del Real Betis ante el Elche este martes, teniendo que ser casi obligatoria la victoria de cara a amarrar la clasificación para la próxima Champions League, debido al exigente calendario que le queda a los de Simeone.

Unidad nueva

El entrenador argentino introdujo un once muy novedoso, debido al gran número de bajas que tenía, introduciendo hasta 6 cambios con respecto al equipo titular dispuesto ante el RCD Espanyol, cambiando a Sime Vrsaljko, Felipe, Renan Lodi, Geoffrey Kondogbia, Thomas Lemar y João Félix por Mario Hermoso, Reinildo, Javi Serrano, Rodrigo De Paul, Yannick Carrasco y Antoine Griezmann.

El partido comenzó con el dominio esperado de los de Simeone, que se encontraron un Granada nervioso y dubitativo enfrente. Los rojiblancos trenzaban buenas jugadas por banda, pero no lograban crear demasiado peligro ante la meta de Maximiano, basándose en rápidas combinaciones entre Correa, Carrasco y Griezmann.

Los locales, aún así, reclamaron un penalti sobre Antoine Griezmann, que se marchó al descanso con los tacos de Víctor Díaz impresos en su tobillo. A pesar de ello, tanto Gil Manzano como Iglesias Villanueva no apreciaron nada punible en esa acción, llegando ambos a cero al descanso, dejándolo todo, una vez más, para la segunda mitad.

Las segundas partes no siempre son buenas

De buenas a primeras, Diego Pablo Simeone introdujo a Sime Vrsaljko y a Luis Suárez, en lugar de Reinildo y Javi Serrano tras el descanso, haciendo una declaración de intenciones bastante clara al conjunto visitante, de que lo iba a dejar todo para conseguir los tres puntos en la soleada tarde madrileña.

Los rojiblancos salieron espoleados tras las permutas, pero las dudas comenzaron a entrar en los de Simeone, que se vieron empatando en un partido que necesitaban una victoria. Además, los visitantes olieron la sangre e introdujeron cambios, buscando morder arriba, creando una única ocasión a la salida de un córner.

Ante esto, Diego Pablo contraatacó, introduciendo gente arriba como Matheus Cunha o incluso haciendo debutar a su hijo, Giuliano Simeone, máximo goleador del Atleti B en la Tercera RFEF. La entrada de este último, en los minutos finales, fue un empujón de aire fresco para la delantera, creando cierta incertidumbre en la defensa nazarí. Fue entonces cuando llegó la mejor ocasión del partido, en la que Matheus Cunha estrelló un balón en el poste tras una jugada de Yannick Carrasco. 

A pesar de ello, el Atleti no consiguió su cometido, cosechando un inútil empate ante el Granada. La estadística es terrible, pues el Atleti ha conseguido un total de 11 puntos de 30 ante los últimos 5 equipos de la tabla. Las sensaciones no son buenas de cara al final de la campaña, debido al momento de forma de los pupilos del Cholo y al calendario tan complicado que tienen para las últimas 5 jornadas ligueras.