Y al final no hubo pasillo en el Metropolitano, aunque no fue lo único que no consiguió el Madrid en el feudo colchonero. El Atleti ganó al Real Madrid, en un partido en el que los colchoneros tuvieron ocasiones de todos los tipos, pero no fueron capaces de pasar del uno a cero. 

Prueba y error

El Atlético de Madrid saltaría al césped eléctrico, al igual que los autobuses de la EMT que les trajeron al estadio. La primera parte fue un recital rojiblanco de como ahogar al rival, pero les faltaba el gol. El Atleti mantenía la presión en el campo rival y no daba opción al Real Madrid, que prácticamente ni se presentó al partido —o al menos durante gran parte de este—. Un Madrid que saldría con un equipo inusual, pues gran parte de los jugadores que eran habitualmente titulares no jugaron o salieron en la segunda parte. 

No encontraban los del Cholo el acierto de cara a la portería rival, aunque ocasiones no les faltaron. El gol del Atleti llegó de penalti, después de una gran carrera de Cunha, que fue derribado entre Militao y Vallejo, y que tras la revisión de Soto Grado en el VAR se concedería la pena máxima. Carrasco transformaría el penalti poniendo por delante al Atlético de Madrid.

Los primeros cuarenta y cinco minutos estarían marcados por lo desafortunados que estuvieron los rojiblancos de cara a puerta, que pudieron ir al descanso con una gran ventaja, y lo desaparecido que estuvo el Real Madrid en el Metropolitano, sin crear una sola ocasión de peligro y sin ideas sobre el campo.

La segunda parte cambiaría un poco el guion del partido, ya que el Real Madrid buscó remontar el resultado, mientras que el Atleti intentó ampliar su ventaja, ambos equipos sin éxito en sus planes. El Atlético de Madrid empezó con muchísima menos intensidad y sin tanta prisa a la hora de jugar el balón, preferían asegurar sin arriesgar para no perder su corta diferencia en el marcador. En el otro lado del campo, el Real Madrid se presentaría por fin en el Metropolitano, aunque la mayoría de disparos a puerta de los blancos fueron desde fuera del área, por lo que no tuvieron mucho acierto.

Una rivalidad histórica

Un derbi siempre será un derbi, ya sea un amistoso o una final, y eso quedó demostrado en el campo, donde cada balón era una lucha entre mucho más que dos equipos de la misma ciudad. Los partidos entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid siempre son encuentros duros y el de hoy en el Metropolitano no fue menos. 

Del Atleti hay que destacar cuatro jugadores, uno por línea. El primero, Oblak, el muro colchonero, que volvió a brillar en una de las noches más importantes de la temporada. El esloveno dejó la portería a cero con grandes intervenciones a las ofensivas del Real Madrid. En la defensa, Reinildo, el hombre que se ha convertido en unos meses en el jugador más contundente de la defensa rojiblanca. Es increíble ver jugar al mozambiqueño, su adaptación al Atlético de Madrid ha sido rapidísima y así lo ha demostrado en el campo. Hay que mencionar que se fue lesionado por lo que parecía una molestia muscular, por lo que habrá que estar atentos al tiempo de baja que podría suponer para el defensor. El goleador Carrasco también logró un partido inmejorable, en el que volvió loca a la defensa del Real Madrid y generó prácticamente todo el ataque del equipo rojiblanco. Cuando el belga está enchufado, no hay defensor que pueda con él. Por último, Antoine Griezmann, que estrenaba peinado nuevo —a muchos le recordó al de aquella temporada en la que ganó la Europa League con el Atleti—, salió en el descanso por Correa y revolucionó la ofensiva colchonera. Aunque no marcó, fue un factor diferencial para demostrar la superioridad de los locales en el campo. Mención especial a Koke, el capitán cosechó un autentico partidazo y guío a los suyos hacia la victoria.

El Atleti ya conoce lo que es ganar un derbi en el Metropolitano, que aunque ha sido polémico por muchos temas, en el campo solo existió un color, por lo que se podría decir que Madrid es rojiblanca.