Axel Witsel fue una de las incorporaciones que realizó el Atlético de Madrid en este mercado de verano, junto a Nahuel Molina, Reguilón y Samuel Lino, este último cedido en el Valencia.

La llegada del mediocentro belga parecía ser una solución de emergencia tras la negativa de Boubacar Kámara, que decidió marcharse al Aston Villa. Sin embargo, lo que algunos veían como un parche, se ha convertido en un refuerzo de lujo. Witsel ha caído de pie en el conjunto rojiblanco y ya hay algunos que le comparan con Tiago. Cierto es que la sensación que transmite con el balón en los pies se asemeja mucho a lo que el portugués le dio al hincha rojiblanco, pero aún le queda mucho camino por delante para, al menos, igualar a una leyenda del calibre del mediocentro luso. Lo que es seguro es que, por falta de actitud del jugador no será.

Pese a que llegó como pivote defensivo, con el objetivo de disputarle un puesto a Koke y Kondogbia en la sala de máquinas del conjunto madrileño, el belga se ha asentado como eje de la línea de tres centrales que plantea el Cholo. Una posición que ya era conocida para él de su etapa en Dortmund. A su lado, le escolta Reinildo Mandava, otro jugador que se asentó en la titularidad nada más enfundarse la elástica rojiblanca. Ambos se antojan fundamentales en una defensa que, por obligación, tiene que rotar en el puesto de central que queda libre, donde Savic y Giménez no consiguen asentarse por sus problemas con las lesiones ni Hermoso y Felipe por su bajo rendimiento.

El gran momento de forma de Witsel, capaz de arrancar no pocos aplausos en la grada del Metropolitano, se corresponde también con una leve mejora en el juego del equipo. Pese a que queda mucho trabajo por delante, si el belga mantiene estadísticas como las del partido contra el Celta de Vigo, en las que completó el 100% (38 de 38) de los pases intentados, será, con total seguridad, un fijo para Diego Pablo Simeone en el centro de la zaga en lo que resta de temporada.